Oviedo, Marco RODRIGUEZ

Ya es uno de los cinco -sólo cinco elegidos- maestros de judo noveno dan de España. Japonés de nacimiento (Asahikawa-1942), Shu Taira, asturiano de adopción y padre del judo en el Principado, está viviendo un sueño que se completa con la publicación de «La esencia del judo», el gran legado de su tarea docente. A pesar de que asegura que no se esperaba este reconocimiento, que nunca lo buscó, que el rango ha de venir detrás de ti y no al revés, y que «llegó por sorpresa», huelga decir que lo ha recibido con enorme satisfacción.

El Presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y el Presidente de la Real Federación Española de Judo, Juan Carlos Barcos, tras previa unanimidad del comité de evaluación, entregaban recientemente en Madrid el noveno dan al maestro Taira. Se reconocía así el trabajo de cuarenta y tres años en el judo español y se ponía un broche de oro a una de las etapas de su carrera docente.

Esa docencia que obsesiona al maestro ha continuado con la publicación del libro «La esencia del judo». Este trabajo sí que ha sido su meta, su proyecto claro desde hace años, quince en concreto, y ahora el rango le da más categoría a este manual de consulta que conforman más de tres mil quinientas imágenes, explicaciones, reflexiones y anécdotas, repartidas en más de mil páginas. Esta obra aún no se ha puesto a la venta en librerías pero ya está arrasando en su distribución a nivel de federaciones autonómicas. Toda vez que la oferta de lanzamiento se agotará antes de su llegada al gran público, en el mes de marzo, ya se está planteando seriamente una segunda edición, parte de la cual se promocionará y llegará a toda Hispanoamérica, siendo otro objetivo la traducción y desembarco en los mercados de habla francesa y portuguesa.

Se trata de una obra que el propio maestro considera que «soportará la evolución del judo varias décadas. Tendrá vigor muchos años». El judo carecía hasta ahora de un libro con las técnicas de este arte marcial y esta es la gran baza. Las críticas positivas no han cesado de llegar tras la presentación oficial del libro en el Club de Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, tanto que Taira reconoce que «es más de lo que esperaba. Me paran todos los días por la calle. A mis oídos llegan poco a poco cosas que me satisfacen, que me llenan. Me han llegado a decir que se trata de una obra de arte».

Pero nunca pierde la humildad, ya que a su vez considera que «siempre es posible mejorar. La segunda edición reflejará detalles nuevos. Los profesores de judo estamos sometidos a continua actualización, a reciclaje constante. Quiero que la obra mejorada sea aún más esa fuente de conocimientos que se necesita».

Lo más curioso de todo, es que además del largo camino recorrido hasta el noveno dan, de los años empleados en la confección de este libro, -»una de las cosas más grandes que me ha pasado»-, para Taira nada tendría sentido sin el concepto global de educación, de formación. Lo resume en otra consecución de frases: «Físicamente ya no puedo. El libro es mi legado. La docencia es lo más grande que hay», concluye. Y más. Se acuerda de casi todas las caras, miles, que han pasado por sus clases. Pero aún se emociona cuando un antiguo alumno le enseña un carnet del Takeda, de hace treinta años.