Hace cien mil años el deporte no existía, si acaso sus ancestros serían la caza porque de ella depedía el sustento familiar. Habría que avanzar hasta la época griega y romana para ver algo parecido al deporte, algo lúdico al principio jugando para divertirse y luego ya compitiendo bien de forma individual y más tarde en equipos. En la época de oro griega se inventan y comienzan los Juegos Olímpicos en los que los jóvenes más fuertes se entrenaban y preparaban para la próxima guerra.

Con la aparición del entrenamiento para la superación y la mejora surgen los preparadores o entrenadores que estuvieron ahí desde siempre, desde el principio. Las reglas se van perfeccionando y acotando los diversos tipos de deporte y de las disputas entre países vecinos aparecen los espectadores y con ellos el deporte como espectáculo, unos participan y otros animan desde sus tribunas. El espectador sólo participa en representación, a través de sus compatriotas. Ha llovido mucho desde entonces en el deporte y hoy en día es uno de los eventos sociales más importantes del mundo occidental. La posibilidad de proyectarlo a través de los medios de comunicación: radio, prensa, televisión suele dar audiencias multimillonarias lo que lo converte finalmente en un gran negocio en el que para los profesionales es su negocio y para los dirigentes sirve en muchas ocasiones como trampolín político, económico y social. El rugby, el fútbol, el ciclismo o el baloncesto en Europa y el béisbol, el baloncesto, el boxeo o el fútbol americano en Estados Unidos se convierten en auténticas empresas, algunas muy rentables y otras totalmente ruinosas. Aparecen detrás de los clubes los grandes magnates y, por supuesto, al final los bancos ¡como no! El deporte se ha convertido de una necesidad material, la comida, a otra espiritual, parecida a una religión que acoje a todos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres... cuando todo falla en tu vida siempre te queda tu equipo y el partido del domingo.

El deporte tiene sus popes y jerarquías: Averie Brundage, Samaranch, Platini, Florentino, etc y sobre todo ídolos en todas las épocas y todas las razas y para todos los gustos: Maradona, Pelé, Jordan, Tiger Woods, Armstrong, Anquetil, Spitz, Phelps, Rossi, Schumacher, Alonso, Bolt y muchíismos más. Y con ellos sus profetas: Valdano, Cruyft que saben siempre explicar al público que les pasa a sus dioses.

Y por último estamos los creyentes que se cuentan por miles de millones, yo entre ellos, capeces de matar y morir, por su patria, su club y sus colores. Yo creía de joven que esto del deporte era cosa de Franco que lo imponía para trapar las vergüenzas de su mandato. Craso error. Lo más importante es que el deporte acoge a todos aquellos que no tienen otra cosa en su vida. Decía la madre Teresa de Calcuta, que sí era una santa, que «la peor enfermedad es no ser nada para nadie». El deporte espectáculo cubre esa necesidad, como ambién la cubren las religiones, todas las religiones. de ahí el enorme arraigo popular de ambas instituciones. Si no existiera el deporte había que inventarlo poruq cubre aspectos y necesidades personales de muchísima gente.

Bueno, les dejo porque tengo que ir a ver un partido.