Oviedo, Víctor GUERRA

Una año más, y van unos cuantos, desde el Grupo Grumar, con su capitán Emilio al frente, se articula un recorrido de senderismo y otro ciclomontañero por tierras de Castrillón y aledaños. La Ruta Los Marineros es una muestra palpable del cariño a una tierra a base de pedales, paisajes y, por supuesto, camaradería.

Como todos los Primero de Mayo salimos unos 200 ciclomontañeros a enfrentarnos a una larga ruta de unos 62 kilómetros que en un principio parecía temible. Pero los primeros 30 kilómetros, que nos sacaron de Piedras Blancas por Cuarés hacia Riocuevas, colocándonos a la orilla del río Nalón con sus pescadores en busca del «Campanu» se hicieron confortables.

La verdad es que todo este tramo del recorrido es en general bastante plano. Se entrelazan carreteras locales y pequeños caminos vecinales, que terminaron por colocarnos en el primer avituallamiento del recorrido, exactamente en Peñaullán con unos 17 kilómetros de ruta que sirvieron para ir calentando y tomando forma.

En Peñaullán ya se vio la capacidad organizativa de Grumar, sobradamente probada, con charanga incluida, que nos deleitó con sus piezas mientras nos tomábamos los primeros líquidos y sólidos, antes de enfrentar la gran tachuela de la ruta: subir a La Mafalla.

Una vez avituallados salimos bordeando Pravia camino de Forcinas, para ir ya ganando poco a poco altura camino de Santoseso. Describir aquí los cruces y las revueltas es casi imposible porque son tal cantidad los cambios de rumbo que sólo podemos dar grandes pinceladas.

De Santoseso subimos hacia Espinosa, ganando altura por la carretera general, para ya en el pueblo afrontar la subida a la sierra de Las Parrucas, cruzando la vieja línea bélica camino del Alto de La Matiella, zonas desde las cuales aparecía por el norte entre la bruma las zona costera, que se hacía de rogar.

De La Reigada, con unos 40 kilómetros ya consumidos y la mayor parte de la subida realizada, nos fuimos cambiando de vertiente para dejarnos caer al final de la Sierra de Radiello hacia Callezuela, eso sí, casi siempre de solanas. El grupo de adelante, como si estuviera de competición y el de atrás intentando ir superando la larga ruta, mientras por el medio un gran grupo muy estirado contemplábamos el formidable paisaje, como al aldea de Rozaflor.

Al final del tramo en Callezuela, otro gran reagrupamiento y avituallamiento que estaba establecido en el polideportivo, donde hubo el fraternal encuentro con los senderistas que habían hecho Piedras Blancas-Callezuela.

Desde Callezuela el trazado era ya más conocido y, por consiguiente, dado el cansancio nos fuimos reservando para llegar bien al final de la ruta. Así fuimos por Las Vegas bordeando el Pico Cogullón, hacia Los Campos, El Trúebano y el puente de Roñocosa.

Aunque en Callezuela hubo agrupamiento, en este tramo hacia el final de etapa la ruta hizo aún más la goma. Se pujaba por llegar rápido, lo que se consiguió, pues en unas seis horas y 30 minutos entrábamos en Piedras Blancas, al menos el grupo del medio. Todo un rutón.

Para más información sobre la ruta pueden consultar en http://bttasturias.blogspot.com/.