Oviedo, Marco RODRÍGUEZ

Más de 950 niños haciendo judo a la vez. Es una imagen que por más veces que se repita -ya son diez- no deja de llamar la atención. El Festival Infantil de Judo «Maestro Shu Taira» volvió a convertir el Palacio de los Deportes de Oviedo en una gran fiesta de los más pequeños dentro de la gran familia de este arte marcial olímpico.

La competición arrancó a las diez de la mañana del pasado domingo. Los autobuses con los más madrugadores comenzaban a llegar a las inmediaciones de la instalación ovetense. Las caras de la mayoría reflejaban que habían dormido poco, quizá por los nervios de saber que al día siguiente tenían que demostrar a sus familiares todo lo que han aprendido en las clases durante la temporada. De su cuello colgaba una credencial. En ella, junto al logotipo del evento, su nombre y apellidos, el nombre de su club, el de su maestro, y el número de carnet de federado, uno de los grande objetivos de esta celebración.

En la edición que cerraba una década, otras dos intenciones estaban claras por parte de la Federación Asturiana de Judo. La primera donar la recaudación en taquilla a la Fundación Barretstown, de ayuda a niños con cáncer. La cantidad fue significativa porque más de 1.800 personas aportaron un aspecto fantástico a la renovada grada del Palacio. Por otro lado, la territorial que preside Jesús Verano, se quiso unir en este acto al apoyo a Oviedo como ciudad candidata a la capitalidad europea de la Cultura en el año 2016. Por esta razón, los representantes de los 21 centros deportivos, escuelas, colegios y gimnasios participantes en el Festival portaron en el desfile inaugural -además de un cartel con su nombre- las diferentes banderas de la Unión Europea. Este fue el pistoletazo de salida a las casi dos horas de fiesta.

Uno a uno y envueltos en la música de la película «Carros de Fuego» fueron saltando a la pista los protagonistas, rodeando el macro tatami central a modo de desfile, hasta que todos se hicieron visibles.

La ovación fue continua durante el tiempo en que fueron nombrados clubes y maestros. Por orden de aparición saltaron los judokas de Judo Gandoy, Inmaculada Oviedo, Gimnasio Oviedo Sport, Judo Llanes, Sotrondio, Ying-yang, Llanera, Noreña-Berrón, Fozaneldi, La Corredoria, Vallobín, Escuelas Deportivas Oviedo, Inmaculada Gijón, Lena, Villaviciosa, Avilés, Cedelán, Judo Joven, Judo Corujo, Gimnasio Verano, Judo Sport Luanco, y Gimnasio Takeda. Lo siguiente fue un calentamiento conjunto dirigido por los niños Elías García, de Judo Noreña, y Sara Rodríguez, de Judo Berrón. Todos al unísono, desde los cinturones blancos hasta los azules.

Ya dispuestos para retos más altos, comenzaron cuatro turnos de exhibición con todo tipo de llaves, inmovilizaciones, saltos, juegos y diversión. El público se lo pasaba en grande, y los flashes de las cámaras no cesaban de disparar. Más aún cuando saltó al tatami central el maestro Shu Taira, noveno dan de judo. Recibido con un atronador aplauso de admiración, y portando su judogui con el cinturón rojo, se hizo una foto con cada grupo de judokas, y una última con todos los maestros del evento.

Sólo faltaba la entrega de regalos, que se encontraban todos escondidos en la ya clásica mochila de Cajastur. La entidad es uno de los grandes mecenas del Festival, junto a la Dirección General de Deportes y al Ayuntamiento de Oviedo. Las tres entidades estuvieron representadas en el palco de autoridades. Casi sin enterarse de lo que había sucedido y deseosos de volver a repetir el próximo año, los pequeños ya debían volver a los autobuse. En la cara del director del Festival, José Ramón Díaz Maseda, y en la de todos los voluntarios y colaboradores que hicieron posible la realización de este evento, se reflejaba la satisfacción por el trabajo bien hecho. El trabajo de forjar el futuro.