Oviedo, Elena CASERO

«...Tuvo que convencer a muchos padres para que sus hijas jugasen al fútbol. Incluso con alguna de ellas hacerlo a escondidas de sus progenitores. Algunas jugadoras jugaban a «hurtadillas» de papá y mamá. ¿Y cómo lo hacían porque llegarían sudadas de entrenar o de jugar?Bueno pues se cambiaban en los coches de Ana o del entrenador, ocultaban la ropa , que jamás llegaba a sus casas sino que la lavaba Ana en la suya, y a partir de ahí es sólo echarle imaginación para ver lo que estas pioneras de los «despachos» y de las botas, camisetas y prados para jugar, tenían que hacer por cumplir un sueño. El de ser futbolistas y romper barreras y tabúes sociales...»

Este párrafo, extraído del libro «Rompiendo barreras. Historia del Oviedo Moderno C. F.» es un fiel reflejo del duro y largo camino que han tenido que recorrer las mujeres asturianas para poder jugar al fútbol un deporte mayoritariamente masculino - el 98 por ciento de las fichas federativas en España son de hombres- y que aún en el siglo XXI sigue poniendo barreras a las féminas. El autor del libro, Sergio Fuente, periodista de la TPA, reconoce que el fútbol femenino en el Principado comenzó siendo «de romería, pero en la actualidad esta consolidado, logrando tener tanto repercusión social como mediática». Un arduo camino que inició el México La Corredoria y que continuaron el Tradehi y el Peña Azul Oviedo antes de desembocar en el actual Oviedo Moderno Universidad.

–¿Aún le queda alguna barrera por romper al fútbol femenino?

–Algunas. La más importante de ellas es la del machismo, sobre todo dentro del propio fútbol. Un ejemplo claro es por ejemplo cuando en un partido de fútbol mixto gana el equipo de las chicas. Los niños se van llorando y los entrenadores rivales en ocasiones no saludan al entrenador vencedor.

–Si esto ocurre ahora como sería en los inicios...

–Cuando en1980 en La Corredoria catorce valientes decidieron comenzar a jugar al fútbol en el México La Corredoria tuvieron muchas cosas cosas en contra. Lo primero que tuvieron que superar fueron los prejuicios de ellas mismas; luego decirlo en casa, que en muchos casos no fue nada fácil; y por último enfrentarse a la sociedad de la época. Afortunadamente cada vez hay más mujeres que se dedican a la práctica del fútbol, presidentas de clubes, aficionadas y también periodistas deportivas.

–Su libro hace un repaso al fútbol femenino desde sus inicios...

–Está centrado en el fútbol femenino asturiano dentro del contexto del deporte femenino de la región ya que se dedica un apartado importante a las relaciones del Oviedo Moderno con otros equipos asturianos formados por mujeres que se podría decir que han aunado fuerzas para hacerse un hueco dentro del panorama deportivo. Pretendo contar la historia del fútbol femenino desde sus inicios aunque sobre todo quiero resaltar el valor de la mujeres que decidieron empezar a jugar al fútbol para pasar un buen rato y hacer ejercicio y que con su esfuerzo lograron que, en la actualidad, este deporte tenga tanto repercusión social como mediática.

–¿Hubiera sido posible todo esto sin Ana Lacalle?

–Fue una de las socias fundadoras. Conocía a muchas de las chicas que formaron parte del equipo, se encargaba de ellos y en muchas ocasiones lidió con sus padres. Siempre estuvo luchando para sacar el proyecto adelante pero se topaba una y otra vez con la falta de medios para poder entrenar, lavar la ropa, los desplazamientos, ...Ana tuvo que ver como en dos ocasiones el club casi desaparece por temas económicos pero gracias al esfuerzo de los padres pudieron seguir adelante. Las cosas cambiaron en los años 90 cuando el Real Oviedo se volcó con el club y, sobre todo, cuando el Ayuntamiento y la Universidad, en 2001, propiciaron el macimiento del Oviedo Moderno.

–Antes de que llegaran estas ayudas poder disputar un partido de fútbol era una auténtica odisea...

–Iban a jugar en coches particulares y las carreteras no eran como las de ahora. Se cambiaban de ropa dentro de los vehículos y a veces llegaban cinco minutos antes de empezar el encuentro y saltaban a jugar sin haber calentado. Muchas de ellas tenían que jugar con playeros y con lo que algunos llaman «bambas», de suela fina de goma y con cordones.

–¿Los mejores años llegaron con la presidencia de Pedro Rodríguez?

–Sin duda. Pedro era «chico para todo», el presidente, el utillero, el masajista, era el «alma máter» del equipo. Con su llegada empezó a organizarse todo y además en esa época la Federación Española de Fútbol creó el formato de Superliga, competición que pudieron jugar gracias al apoyo del Ayuntamiento y de la Universidad. Para esas chicas el poder ir a jugar a Sabadell, Sevilla o Barcelona era algo extraordinario, y todo esto se pudo lograr gracias a Pedro. Lamentablemente enfermó pero pudo presenciar el primer gol que las ovetenses anotaron en la Superliga, obra de Montse Tomé, y que, obviamente, se lo dedicaron.

_–¿Qué pasó el 2 de noviembre de 2003?

– Ese día tuve mi primer contacto con el Oviedo Moderno. Jugaban contra el Rayo Vallecano y yo, que en esa época trabaja en Teleasturias, iba como muchos otros compañeros para hablar con Milene Domingues, conocida como «Ronaldinha». Hasta ese día, aunque tenía amigas allí, no conocía el club. A raíz de ese primer cuentro empecé a ir todos los martes y a dedicarles tiempo en los informativos.

–Y poco a poco el resto de medios empezó a hacerle un hueco al Oviedo Moderno...

–No me gusta ponerme medallas pero si que quizá fuí yo el que empezó a tirar del carro aunque hubo otros periodistas como Celso Alonso, Cima o Pepete de LA NUEVA ESPAÑA y de otros medios como Fierros o Jorge Cortés ya llevaban años siguiendo al equipo aunque en esos años, sobre todo a principios de los 90 apenas tenía repercusión ya que el deporte asturiano estaba pasando su mejor época.

–¿El tema económico es la gran diferencia con el fútbol masculino?

–El fútbol femenino no tiene la misma repercusión que el masculino y eso conlleva el interés de las televisiones, patrocinadores, ...El fútbol femenino es un fútbol auténtico, sin ninguna parafernalia. No hay declaraciones ni actos, solo es deporte y creo que algunas futbolistas tienen mejor técnica que los hombres, pero su handicap es el físico.

–¿Por eso se retiran antes?

–Empiezan jóvenes, con seis o siete años y a los quice o dieciseis llegan al primer equipo, y diez años después, cuando se dice que un futbolista suele estar en su mejor momento, muchas se tienen que retirar ya que el fútbol femenino no está profesionalizado y las obligaciones laborales apremian. Del fútbol femenino nadie vive.

–Dice que el fútbol femenino comenzó siendo «de romería». ¿Cuál es su situación actual?

–Ahora mismo está en un impasse. La evolución que se vivió en los años 90 y principios del 2000 se ha frenado un poco porque las instituciones futbolísticas no han sabido cuadrar el fútbol femenino, no lo encuentra el formato adecuado. Quizá haga falta una renovación y que entre gente joven a estos estamentos que luche por una liga potente y consiga que las televisiones y los medios apoyen al fútbol femenino.