Hoy hablaré de uno de los grandes del deporte, no sólo del balonmano sino de todo el deporte asturiano. Nació para jugar al balonmano y ser además un «crack» como lo fue Einsten en matemáticas y física. Desde muy pequeño se notaban dos cosas claramente: tenía una vocación deportiva incansable y unas condicioens para jugar portentosas, ni muy alto ni muy bajao, con la altura perfecta para ser un lateral importante amén de un slato increíble y un lanzamiento poderoso. Hablo por su puesto de Alberto Entrerríos que nació en Gijón en el año 1976 en el barrio de Contrueces e hizo sus estudios en el colegio Noega, cuna de buen balonmano. Ya en benjamín se fijó en él Manolo Rouco que lo hizo debutar. Pero el que lo cogió en alevines y le enseñó todo lo que sabe fue Alberto Suárez, actual entrenadro del Medicentro Gijón que en aquel momento era el que coordinaba el deporte del colegio. Cuando Alberto Suárez se fue con Falo Méndez al Naranco se llevó a Entrerríos y allí comenzó su andadura profesional. Luego pasó por le mejores equipos españoles de Asobal: Ademar, Barcelona y finalmente el Ciudad Real de Talan Dusevahiev en el que aún sigue en el que lo ha ganado todo lo posible en el planeta «handball».

De Alberto le oí decir a Juan Carlos Pastor, el entrenador que hizo campeona del Mundo a España en Tunez que era un jugador que lo tenía todo: lanzamientos variados, cantidad de pases diferentes al pivote y una cinta al punto débil del contrario que parece que fue invento suyo, todos los defensores la concocen pero ninguno la puede evitar, debería llamarse la cinta Entrerríos en su honor. También en su honor el Ayuntamiento de Gijón hace unos años puso el nombre de Hermanos Entrerríos al nuevo polideportivo del colegio Noega, homenaje que comparte con su hermano Raúl, tambien un gran jugador pero que creció a la sombra de su hermano mayor y eso es una competencia muy dura para cualquiera.

Yo lo pude entrenar apenas dos meses cuando coincidimos en el Naranco pero fue la temporada de su lesión y en cuanto se recuperó se fue a León. Tiene todos los títulos habidos y por haber, ligas, Copa del Rey, Copa Asobal, Copas de Europa. Ha sido más de 200 veces internacional, es el cuarto goleador de la historia y como sigue en activo seguro que mejora este registro, fue campéon del Mundo junto con su hermao Raúl y el avilesino Garabaya y es dos veces bronce en unos Juegos Olímpicos. Podríamos seguir con su palmarés pero no merece la pena, está todo en internet. Por su edad, ya tiene 34 años, y un par de graves lesiones le iban a dejar fuera del balonmano de élite pero afortunadamente no ha sido así. En el Mundial de Suecia del pasado mes y de la mano de Valero Ribera, otro monstruo recuperado para este deporte, logró la medalla de bronce y pudo ser incluso mejor. Un gol suyo fue el que dió la medalla. Fue todo un ejemplo de liderazgo a lo Michael Jordan asumiendo toda la responsabilidad en el último tiro del partido y lanzando en apoyo, que no es su especialidad, y fuera de su puesto lanzó tal obús que no hay portero en el mundo capaz de pararlo. ¿Chapeau! o mejor como decimos en Asturias ¡Alberto hay que tragate!

Es dificil de explicar su manera de jugar, hay que verlo. Comparándola con la de otros grandes jugadores asturianos Alberto es una mezcla del compromiso de Juanón de la Puente, del liderazgo de Javier García Cuesta, de las facultades físicas de Javi Meana y de la técnina individual de Junaín Viña. Haría falta más de un libro para contar todo lo bueno que significa este muchacho para el deporte asturiano.

Y todo ello unido a lo personal porque se que además es un gran padre, amigo de sus amigos de siempre y con la sonrisa permanente en la cara aun en los momentos más difíciles. Alberto no sólo es un grna deportista, es un gran tipo, por todo ello ¿para cuándo un homenaje popular con la selección española absoluta delante? Seguro que no hará falta buscar mucho para encontrar las personas que lo puedan llevar a buen fin porque todos le queremos mucho. Si se hace, ese día habrá miles de aficionados en el palacio de los deportes para aplaudir a rabiar a este extraordinario deportista gijonés. El que esto suscribe entre ellos.