Fue todo un éxito aunque esperado y un reencuentro total con la afición, un éxito de organización y por supuesto deportivo importante consiguiendo lo que hace tan sólo un año parecía un sueño, una utopía como la del Che en América. Me refiero a la clasificación de un equipo gijonés, el Medicentro para la fase de ascenso a la División de Honor Plata de balonmano. Y un éxito total de público y de asistencia de medios de comunicación, por cierto ¿dónde estaba la TPA en este evento deportivo tan importante?, si se quiere ayudar al deporte asturiano no se puede televisar sólo fútbol.

En la fase de ascenso también se produjo un reencuentro esperado, el reencuentro con esta bendita afición gijonesa al balonmano. Me recordó mucho a aquel memorable partido, en esa misma pista, contra el Teucro de Pontevedra en la fase de ascenso a la División de Honor hace ya bastantes temporadas, que por cierto no pudo ser por culpa de aquel zurdo llamado Tito Area y de dos árbitros de nefasto recuerdo. Esta ves si se pudo, con algunos apuros y mucho sacrificio, pero se pudo. El primer día en el partido ante los catalanes, que tiene en su portero Jordi González y en su central Ferrer a sus mejores hombres, el Medicentro empezó como muchos nervios. Luego en la segunda parte superaron esos nervios y controlaron el juego y el marcador gracias a una defensa espectacular como ya hen demostrado a lo largo de toda la temporada y con una actuación en la portería de Gamallo que tuvo una de sus mejores actuaciones de la temporada. Quizás nos faltó un poco de contraataque. Los mejores fueron el zurdo argentino Acetti, que llevó el peso del marcador y los hermanos Paraja pero echamos en falta un mayor aportación ofensiva de Pablo Fernández. Quien parece que no está todavía en forma, tras su lesión es Costoya, pero ya está entrando en juego.

El segundo partido, ante el Moguer, fue un calco del anterior, notamos muchos nervios y nos hizo mucha falta el lanzamiento a distancia que no siempre aparecía. Pero la segunda parte fue memorable en defensa dejando al Moguer con cuatro goles en 22 minutos de juego y de esa manera, amigos, no se puede perder ningún partido. Al final apareció Abel, sorprendentemente claro en la finta, que definió la victoria para los de casa y con ella la clasificación para la definitiva fase de ascenso. Por otra parte al equipo sureño le sobra años, kilos y malos modos. Lo que hicieron no es tener veteranía, es tener poca deportividad. Su mejor hombre fue el portero francés Galas y el lateral zurdo Cruzado.

En el tercer partido y con la clasificación en el bolsillo el partido contra el Zarautz era un puro trámite y una oportunidad para que se lucieran las jóvenes promesas el equipo que con muy buen criterio Alberto Suárez sacó a la pista. Quiero hacer constar que los dos equipos clasificados fueron los más jóvenes, cosa que ya habíamos pronosticado en esta misma sección hace tiempo, son tres finales muy duras, que se juegan en tres días consecutivos y al final el cansancio se acumula y sino que se lo pregunten al Moguer. Los nuestros estaban muy bien preparados. Todo esto estuvo muy bien pero el trabajo no está acabado, falta un paso muy importante: ganar uno de los dos partidos de la fase final ¿se podrá hacer en Asturias? Lo dudo pero habría que intentarlo porque después de todo lo que se remó no se puede aceptar morir en la orilla. Enhorabuena a todos los que hicieron posible este pequeño milagro que aún está por confirmar. Y luego este fin de semana tenemos la fase de ascenso en la que participa el Grupo en la que esperamos que tenga el mismo acierto que el Gijón Jovellanos. La verdad es que con este nuevo despertar del balonmano gijonés no damos a basto.