Llevamos años preocupándonos por la dignidad de la profesión y apenas lo conseguimos, además de los problemas que tenemos como todo el profesorado tenemos el añadido de la interpretación social del área. Es decir, ¿para qué servimos? ¿para qué estamos?

Desgraciadamente, en esta sociedad lo que «vale» es sólo aquello que nos va a servir para obtener un trabajo mejor, tener más dinero y prestigio. De ahí que la sociedad llega a entender que los idiomas son imprescindibles porque pueden proporcionar un puesto de trabajo mejor, que las Matemáticas se las exigirán en la Universidad, y así con otras muchas materias, pero la Educación Física, ¿sirve para encontrar un trabajo? ¿qué utilidad tiene?

Curiosamente es en los centros privados donde se «vende» el producto, La Educación Física, o mejor dicho, los triunfos deportivos, dado que son de interés tanto para la prensa como para el cliente.

Por otro lado, el fútbol y la prensa deportiva son muy importantes, ya que provocan horas y horas de debates y ocupación tanto personal como en todos los medios de comunicación, y evidentemente reportan suculentos beneficios.

Ante esto, ¿deberíamos trabajar con objetivos de rendimiento?, ¿conseguir «buenos equipos» en los centros?, ¿contentaríamos así a los padres y políticos que pretenden disminuir la carga horaria de la Educación Física a una sola hora semanal?, ¿qué se puede conseguir con una hora o dos a la semana, que en el mejor de los casos quedan reducidas a 49-45 minutos por sesión?

¿Qué instalaciones, horario, dedicación... necesitaríamos?; ¿estarían todos los alumnos igual de implicados, de atendidos?; ¿tendrían todos los mismos éxitos?; ¿dónde quedaría la Educación Física para todos?, la educación para la salud, para desarrollar la capacidad expresiva, creativa; en suma, la educación integral.

Todos tenemos diferentes puntos de vista de la educación, pero puntos de vista como el de llegar a decir que estamos para enseñar nuestra asignatura y no para educar no se puede entender. ¿Qué entiende esta gente por educar?, ¿a quién creen que enseñamos?, ¿a muebles, a robots o a individuos? En las relaciones personales se producen interacciones comunicativas, afectivas, emocionales, por acción u omisión estamos educando, interviniendo en los sujetos a los que nos dirigimos. Si consideramos que los alumnos son personas, entonces nos deben preocupar las actitudes ante la incapacidad para el esfuerzo, el sedentarismo, los hábitos alimenticios, las faltas de respeto hacia compañeros y profesores, etcétera, es decir, los valores personales, sociales y de salud.

Nuestra labor tiene valor de presente y futuro en el individuo, tiene proyección social, prolongación al tiempo de ocio, facilita el conocimiento y aceptación de uno mismo, enseña a relacionarse con todo tipo de personas en distintas situaciones, a desinhibirse, a presentarse frente a los demás, a superar las pequeñas frustraciones asumiendo éxitos y fracasos, a proponerse metas personales y valorar el esfuerzo en su consecución.

Por tanto, ¿sirve para algo la Educación Física?

Eduardo Peláez Botas, licenciado en Educación Física, profesor de Educación Física del IES Galileo-Galilei

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