La historiadora María Dolores Alonso Cabeza ha escrito el libro «El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia», en el que hace un minucioso estudio de todas las fiestas que se celebran y se celebraron durante siglos en el municipio.

Por los temas que trata, los trabajos de María Dolores resultan interesantes para el conocimiento de la historia de Siero, un libro que pasa a ocupar un espacio vacío hasta ahora y que está llamado en el futuro a convertirse en una obra de consulta para todas aquellas personas que se preocupen por las cosas del concejo y de su alfoz, ya que trata de todas las celebraciones y en todas las parroquias, y, según refleja Carlos García Cuesta en el prólogo de la obra, apoyado siempre en la base documental, biográfica y testimonial.

La información que en este libro tenemos se puede considerar como única, y por las fuentes que utiliza y el rigor que distingue sus trabajos cabría reconocer la magnífica labor realizada por la historiadora, pero en Marcenado, por ejemplo, es evidente que ni cuenta con datos rigurosos ni hizo indagación alguna, y no podemos ahorrarnos por obvia la ausencia de referencias históricas.

Y digo esto amparado en que en el libro aparece la fiesta de la Santa Cruz, que es el primer domingo de septiembre, fiesta de la Patrona, que desde tiempo inmemorial se celebra en torno a una cruz colocada en el Picu Castiellu.

La fiesta de la Santa Cruz ya se cita en 1719, pero la cruz del Picu Castiellu fue plantada en las primeras semanas de septiembre de 1904, hubo unas misiones en la parroquia de los Padres Capuchinos de León, que eran para las parroquias de Vega de Poja, Collado, Pola de Siero, Santa Eulalia de Vigil y Aramil, pero se celebraron en Marcenado, por ser la más céntrica. Los frailes ejercieron una atracción tan fuerte entre la muchedumbre que en su estancia de nueve días organizaron varios actos a los que concurren en pleno todas las parroquias, el octavo día se celebró una comunión general en el campo de la iglesia, se ofició la eucaristía y al final se celebró procesión por la noche, con antorchas y faroles, y el padre Santibáñez, amo de la casa, cargó sobre sus hombros una pesada cruz de madera de cuatro metros de altura cubierta toda de cinc, y realizó el largo trayecto desde la iglesia hasta la cima del monte Picu Castiellu, donde la dejó plantada. Desde entonces se convertiría en uno de los eventos más significativos de la religiosidad popular, atrayendo al lugar los domingos y días festivos a fieles que recorrían a pie varios kilómetros para la oración del rosario en la cima del monte.

Todos los años la segunda semana de septiembre se celebró misa en el monte al pie de la cruz, con gaita y tambor, a la que asistían los párrocos de Vega de Poja, Pola de Siero, Collado, Santa Eulalia, Aramil y, por supuesto, el de Marcenado. Se invitaba para este día de la Patrona a los curas que eran nacidos en la parroquia y que se encontraban fuera, como el padre Robustiano, don Sabino, el padre Ángel, don Salvador Corujo, don José y don Lázaro San Martín Camino, que fue uno de los 140 sacerdotes de la diócesis de Oviedo que perdieron la vida en los turbulentos años de las contiendas fratricidas que sufrió España.

La última celebración fue en el 35, y, como era tradicional, la comida se hizo en el monte, la de los curas se subía en la burra de Perfecto, el chigre lo ponía Delina la de La Braña, que traía dos pellejos de vino y pagaba a los niños por ir por agua a la fuente Borraca en Aveno, para hacer los esponjaos. Prudencia la de Carriestra ponía el puesto de dulces y avellanas. Una celebración muy original que se mantuvo durante más de tres décadas y que se convirtió en seña de identidad.

Destruida durante la guerra civil, su reposición se llevó a cabo en 1978, no en el 81, como aparece en la obra. Se celebra una misa solemne en honor de la Santa Cruz, se hace en la iglesia parroquial o en el monte Picu Castiellu, que tiene al Sur el río Moria o Cuna, y no el río Seco, como apunta la historiadora, y de forma errónea hace constar Obras Públicas en Cotariello, barrio de Marcenado que no se une a la Pola, como figura en el libro.

Benigno Martínez-Fuego

Marcenado (Siero)