Soy un padre de familia de clase obrera, de los que trabajan doce horas al día para poder darle a su hija unos estudios fuera de su región, ya que aquí en Asturias no se imparte la especialidad que ella eligió.

Mi hija estudia Periodismo en la Universidad de Valladolid, y uno de sus profesores, dentro de su asignatura, le pidió una entrevista de apenas diez minutos con el alcalde de Oviedo, el señor Gabino de Lorenzo. Sin embargo, el mencionado caballero se negó a concederle la entrevista, alegando que no es su costumbre conceder entrevistas a ningún medio de comunicación.

Mi hija no está en ningún medio de comunicación, es una simple estudiante de segundo año de Periodismo, una carrera en la que tiene puestas todas sus ilusiones y que está sacando año a año con gran esfuerzo y dedicación, y por un comportamiento tan mezquino como el del citado caballero puede llegar a suspender una asignatura y, con ello, perder la beca que concede el Ministerio.

Es muy fácil salir a la calle cuando va a haber elecciones y pedirle a los ciudadanos su voto, amparándose en falsas promesas. Conviene recordar, a este respecto, algunas de las propuestas del señor Rajoy en la pasada campaña, y también aquella figura metafórica, aquella niña que iba a tener un futuro tan próspero. Conviene recordarlo, porque quizás el señor De Lorenzo no comparta esas propuestas ni esas perspectivas.

A la vista del comportamiento de algunos miembros de su partido, lo que queda claro es que «la niña de Rajoy» nunca existió. No era más que una campaña publicitaria.

José Arturo Gayol

Gijón