Pasado ya un tiempo prudencial de la resaca electoral, es un buen momento para sacar a la luz la situación en la que nos encontramos las personas que trabajamos en la red pública de escuelas infantiles del Principado de Asturias. No queríamos caer en el error de hacerlo, como es habitual, en el período de campaña, ya que se tiende a creer que ese tipo de manifestaciones están orquestadas por algún partido político interesado en «ríos revueltos». No era ésta nuestra finalidad, porque lo que perseguimos es que se nos escuche y se ponga solución a nuestra situación.

En el año 2002, se creó un convenio colectivo con la finalidad de poner en marcha un nuevo proyecto como eran las escuelas infantiles de 0 a 3 años, y por el que se regiría el personal que en ellas trabajara, todo ello a la expectativa de ver cómo funcionaba aquella ardua tarea que hoy se sigue persiguiendo como es «la conciliación de la vida familiar y laboral», entre otras.

Desde entonces, ha pasado ya mucho tiempo, seis años, sin que ese convenio haya sido revisado, con las consecuencias que, para nosotros/as, educadores/as de las escuelas conlleva.

Llegado este punto, decidimos tomar cartas en el asunto y remitimos un escrito a la FACC, avalado con nuestras firmas, pidiendo la revisión de dicho convenio. En una primera aproximación, parecía que la FACC escuchaba nuestras propuestas, pero parece ser que no existe tiempo o ganas para convocar dicha mesa de negociación, y por tanto nuestras peticiones cayeron en saco roto. Ante esta desolación decidimos dar un pasito más y poner en conocimiento de todos/as la situación en la que nos encontramos este colectivo, para que cada cual pueda sacar sus conclusiones cuando en prensa salen noticias del «buen funcionamiento» de las escuelas infantiles, cuando la realidad es otra muy distinta de la que se pretende vender.

Nos gusta nuestro trabajo, le ponemos ganas y empeño a una etapa crucial de la vida de todo ser humano. Cuando digo que trabajo en una escuela infantil, la gente, en general, responde con un ¡ah! tan soso que me gustaría exclamar:

¿Dónde más podría atar lazos al pelo, ajustar cinturones y ver un desfile de modas a diario? ¿Dónde, aunque siempre me vista de la misma manera, me dirán que mi vestido es bonito? ¿En qué sitio, sino allí, me abrazaría un apuesto jovencito y me dirá que me quiere? ¿Dónde eres tan importante que hasta le has de limpiar los mocos a la estrella del desfile? ¿En qué otra parte olvidaría mis penas porque tengo que atender tantos arañazos, cocos y corazones afligidos? ¿Quién recibe más flores que yo? ¿Dónde más podría guiar en la escritura de las primeras letras, una manita que quizás algún día escriba un libro? ¿En qué otro sitio me harían un retrato gratis? ¿En qué lugar mis palabras causan tanto asombro? ¿En qué trabajo, cuando faltas dos días, te reciben con los brazos abiertos? ¿Dónde puedes ver en primera fila la ejecución de grandes obras de arte? ¿Dónde conservaría el alma joven, sino en medio de un grupo cuya atención es tan efímera que siempre debo tener a mano una caja de sorpresas? ¿En qué otro sitio derramaría lágrimas porque hay que dar por terminado un año de relaciones felices?.

Me siento grande trabajando con pequeños. Sembramos mucho para que otros recojan. Así que, por favor, cuidémoslo y hagámosnos cargo.

Laura Canga Fernández y otras cinco firmas más, educadoras de la escuela de Educación Infantil San Martín de Sotrondio

Sotrondio

(San Martín del Rey Aurelio)