Nunca mejor dicho. Le están poniendo puertas al campo y hasta se podría decir que candados y cadenas, todo se andará. Llevamos muchos años bajo la amenaza de no poder salir al campo en vehículos a motor por caminos no asfaltados o no cementados, creo que ésa es la terminología utilizada. Es decir, en el caso de Asturias, que estamos rodeados de «caleyes», no podríamos circular por nuestro tan cacareado «Paraíso Natural» a no ser andando, que si bien es genial de vez en cuando, se me antoja un poco cansado si lo que quieres es ir al monte a hacer unos cuantos kilómetros un sábado por la tarde. Bueno, siempre nos quedará la bicicleta de montaña, a la cual nos hemos acercado unos cuantos en esta región por miedo a encontrarnos con la moto de monte al Seprona por nuestros caminos. ¿La «bici» he dicho?, qué memoria la mía, hace unos días leía que en Levante, no recuerdo en qué zona, ya están multando por acceder al medio rural, con algo tan poco ecológico, tan contaminante, tan molesto, tan agresivo con el campo como la bicicleta. ¿Alguien, alguna vez, pensó seriamente que la prohibición de circular por el campo con vehículos a motor, coches, motos, todoterrenos, etcétera, verdaderamente era para evitar el deterioro del medio ambiente? Tan sólo un dato, en La Cordal de Peón hay un bajada a Fabares, esa bajada la han tenido que cementar porque con las lluvias del pasado mes de septiembre, creo recordar, el camino desapareció prácticamente y los surcos que tenía eran de una profundidad superior al medio metro, esto, señores, no lo han logrado hacer las bicicletas, moto-motocicletas ni todoterrenos en 30 años y lo ha hecho la lluvia en dos días y esto es normal que ocurra todos los años. Si alguien se lo había creído, que el infeliz despierte de una vez. No es ése el problema, el problema es dinero, como siempre. Les cuesta más controlar, legislar y vigilar el campo y el medio rural que prohibir que se acceda a él. Los cuatro gatos que salimos en bici, en moto de monte o en coche todoterreno aportamos poquito, muy poquito dinero a las arcas del estado. El IVA de nuestras «máquinas infernales» no les compensa lo suficiente, no somos un colectivo a considerar. Pero mira por dónde hay un colectivo que no tiene problemas para circular por el monte, los cazadores. Esta normativa les excluye a ellos, normal. ¿Sabe la gente el dinero que mueve la caza?, creo que no, pero los diferentes gobiernos regionales lo saben muy bien y también saben que es un colectivo con dinero, que hace fuerza de verdad y tiene medios para defenderse, no como nosotros bicicleteros o motoristas que a duras penas tenemos podemos comprarnos una moto de campo o una bicicleta media. Ellos saben que somos carne de cañón. Pero ojo, mucho ojo a los que piensen que esto se queda aquí, no, qué va, veréis qué pronto les toca a los montañeros, a los pescadores, a los excursionistas? etcétera. Ya veremos cuando tengamos que apagar un incendio y no encuentren accesos al monte, ¿qué van a lanzar las cuadrillas de bomberos desde los helicópteros? Luego dirán que la culpa es que llegaron tarde, claro. Me temo que esto es una tendencia sin ningún sentido común y como todas las tendencias, difíciles de parar. El hecho de que se empiece a denunciar y multar por acceder al campo en bicicleta en algunas regiones de nuestro país debería encender la luz de alarma en más de un colectivo. Y luego se extrañan de que los jóvenes se queden en la ciudad, con su litrona tirados por las aceras, pues esto sí que es allanarles el camino señores. Nos vemos dentro de poco en un «área rural multiutilidad» con la bicicleta, la caña, la tienda de campaña, la cesta de picnic, la mochila, la moto de monte, el todoterreno, el piolet, las raquetas de nieve, la brújula, la navaja multiusos, el parapente, la cometa y el Coronel Mandioca», porque el campo, el campo ni me lo toquen por favor.

Alfredo Paredes

Gijón