Recordatorio: Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos;

el interés jamás ha forjado

uniones duraderas.

Seguro que vosotros (como nosotros) soñáis, sonamos tanto por la noche dormidinos en la cama, o en pleno día, despiertos; despiertos, que es cuando uno sueña lo que quiere soñar, verbigracia, como el arriba firmante ayer mismo.

Bien. Dado que todo (bueno, casi todo) os lo contamos, soñamos (despiertos) que teníamos gusanos de seda como cuando éramos niños y después los tuvieron nuestros hijos, cuando apenas eran renacuajillos. Qué bien, qué ilusionados y felices fuimos viendo a aquellos gusanos tejiendo y tejiendo sus capullos amarillos, blancos, azules, en los ángulos interiores de las cajas de zapatos. Qué maravilla: en ocasiones mirábamos las cajas antes de acostarnos y no había conato alguno de capullos. Mas nada más levantarnos volvíamos a mirarlas y los gusanos de seda habían trabajo la noche entera: tenían los capullos hechos o a medio hacer.

Amables lectores, no a medio hacer sino hecho totalmente le pasamos vía electrónica a nuestro director (12.59 exactamente, y en la esperanza puesta en que el sol luzca plenamente por la tarde) le pasamos a nuestro director, decíamos, el presente sueño que acabamos de tejer.

Despedida y cierre.

Érase una vez.

The end.