En este diario de su dirección se publicó recientemente la jocosa noticia de que nuestro excelentísimo Ayuntamiento gozaba de un, cuando menos sorprendente, superávit económico. A pesar de mis escasos conocimientos científicos siempre he tenido como axioma que el papel es el material más resistente posible. ¡Lo soporta todo! Aunque quizás el superávit se refería al agua, que tan generosamente se despilfarra en riegos nocturnos de nuestras calles, incluso en días de abundantes lluvias, circunstancia que escandalizaría a cualquier persona sensata ajena a nuestra ciudad dormida y confiada. Ya tenemos la «escoba de oro» ¡estupendo!, ahora vamos por la «manguera de oro».

Pero lo que es en cultura, de superávit, cero. Se expulsa a los bibliotecarios, y ahora se prevé la suspensión para el próximo año del programa de actividades culturales para adultos; programas que cumplen una inequívoca función social y que cuenta con un equipo de profesoras licenciadas entregadas y entusiastas, que naturalmente pasarán a engrosar las listas del paro. Algo debería de argumentar públicamente la señora concejala de Cultura, pero, claro, aquí sí que el que se mueve no sale en la foto. Y para mayor escarnio de quienes disfrutamos de estos cursos, a cambio de una pequeña aportación económica, que sin duda algunos estaríamos dispuestos a incrementar con el apoyo, desinteresado, de emolumentos de los señores concejales. Estamos seguros que de el exiguo presupuesto municipal para cultura aparecerán dineros para la señora Pantoja, y nos tememos, para el Chiquilicuatre. Como diría nuestro admirado Forges, ¡país!

M.ª del Carmen G. Rodríguez

Oviedo