Como antigua maestra y directora del Colegio de la Gesta me siento autorizada para manifestar públicamente mi profundo desacuerdo con los contenidos del libro publicado por María Concepción Álvarez García aprovechando las celebraciones con motivo del cincuentenario del centro.

Carece de rigor y está plagado de omisiones, errores y, lo que es más grave, descalificaciones.

Contrariamente a lo que debiera ser un trabajo de estas características donde lo prioritario habría de ser el reconocimiento a la calidad de la enseñanza impartida en el centro a lo largo de este medio siglo y a la labor pedagógica del profesorado que durante este tiempo ha dejado su huella en él, la autora parece más interesada en su sistema administrativo y de organización que trata de describir someramente aunque con numerosísimas imprecisiones y con comentarios añadidos de dudoso gusto y procedencia.

Respecto a lo importante, la labor educativa, su investigación se reduce a los primeros veinticinco años, obviando el resto por cuanto, según la autora, a partir de entonces el centro «pierde su singularidad», cuando lo único que se produce es un cambio meramente administrativo por el cual el de la Gesta deja de ser un centro de régimen especial.

La valoración que se hace del profesorado es realmente ofensiva, poniendo en entredicho su capacidad profesional al decir que en esos primeros veinticinco años fueron «sumisos y voluntariosos», sembrando incluso la sombra de la duda sobre la honorabilidad de algunos profesores, una ya tristemente fallecida.

Los comentarios y opiniones que con total desconocimiento de la realidad de la vida del centro se recogen en el libro, no sólo no aportan nada positivo sino que vienen a empañar la intachable y vocacional labor educativa llevada a cabo en estos cincuenta años por todos y cada uno de los maestros que han pasado por sus aulas, grandes profesionales todos ellos que han contribuido a mantener el prestigio que aún hoy conservan los colegios de la Gesta, corroborado por los propios alumnos que se han educado en ambos centros y que siguen confiando a los mismos la educación de sus hijos.

Finalmente, quiero expresar mi profundo malestar al consejero de Educación y a los directivos actuales del centro porque habiéndose realizado el libro bajo su auspicio y patrocinio (también económico), entregaron su confianza a la autora de este desafortunado trabajo sin cerciorarse de su contenido, como así me consta, antes de que fuera publicado.

Fresia Gutiérrez Pérez, maestra jubilada y ex directora del

Colegio de la Gesta

Oviedo