Mieres del Camino,

D. MONTAÑÉS

Los vecinos del edificio desalojado en el centro de Mieres vivieron ayer un día frenético, casi de locos. Tras dormir, según los casos, con algún familiar o en hoteles, se citaron a las nueve de la mañana en los Juzgados. Tramitaron denuncias por separado y una colectiva. La presidenta de la comunidad, María Victoria Porrón, asumía visiblemente enfadada parte de la culpa de lo ocurrido: «Debimos parar la obra hace varios días y no esperar a que la situación fuera insostenible».

Tras presentar las correspondientes denuncias, los afectados volvieron a reunirse al mediodía, en esta ocasión, en el propio inmueble. Mientras la constructora apuntalaba las partes más dañadas, los vecinos cambiaron impresiones en el portal. José Alberto Álvarez, propietario del primero derecha, el piso más afectado, fue quien avisó a la Policía Local a última hora de la tarde del miércoles: «Llegué a casa después de trabajar, poco antes de las nueve, y me lo encontré todo agrietado; en el dormitorio había un agujero a través del que podíamos ver la calle». Este mierense y su mujer llevan residiendo cuatro meses en la calle Avilés y aún no han acabado de acondicionar su casa: «Soy palista de profesión y nunca había visto derrumbar un edificio así, a golpe limpio». Álvarez aseguró que «desde hace una semana apenas podemos dormir».

Las grietas no sólo son apreciables en el primer piso, en el cuarto también se extienden por varias habitaciones, aunque algo más disimuladas. «Cuando trabajaba la pala todo retumbaba; tenemos un adorno con una pequeña campana colgando y ésta estaba todo el día sonando», explicaron los hermanos Julio y Cristina Valdavida.

El malestar de los vecinos lo comparten los comerciantes y hosteleros de la calle Avilés, un eje peatonal de gran actividad comercial. Se quejan de que toneladas de escombros estén amontonadas en plena calle cerrando el paso casi por completo. La propietaria de una bar explicó que la pasada semana tuvo que cerrar un día debido a la gran cantidad de humo que se concentró en la zona: «Nos quejamos a la Policía Nacional, pero no nos hicieron ningún caso».