Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Dice la sabiduría popular que llevadera es la labor cuando con otros se puede compartir la fatiga. Los «Mierense del año», como vienen haciendo desde hace más de tres décadas, rindieron ayer homenaje a quienes hacen de la ayuda a los demás una forma de vida. Cientos de personas arroparon a los galardonados de este año en una multitudinaria gala. José Antonio Santamaría, María del Carmen Cantalapiedra y los voluntarios del centro social de personas mayores fueron los grandes protagonistas de un acto que nace del sentimiento de orgullo de un territorio en el que la solidaridad es una herencia de tiempos difíciles, de progreso y de penurias. Los tres premiados, como los que les antecedieron, son ejemplo de humildad y entrega a los demás desde el anonimato. Son la gota de agua, que quiebra la piedra no por su fuerza, sino por su constancia.

José Antonio Santamaría, celador del Hospital Álvarez-Buylla, donde imparte cursos de movilidad para discapacitados; María del Carmen Cantalapiedra, vecina de Ujo y colaboradora en distintas iniciativas solidarias, y los voluntarios del centro social de personas mayores de Mieres recibieron ayer un emotivo homenaje de sus vecinos y amigos. El alcalde, Luis María García, les trasladó el cariño y el respeto de todo el municipio: «El compromiso, el trabajo social, la solidaridad, el humanismo y el dinamismo son valores que han distinguido siempre a nuestro pueblo», apuntó. La portavoz del Gobierno asturiano, Ana Rosa Migoya, compartió las alabanzas del regidor felicitando a los premiados y asegurando que «estos galardones son ya un referente social y cuentan con un enorme arraigo en toda la región».