Pola de Lena,

D. MONTAÑÉS

Adrian Michalik seguía ayer ingresado en la unidad de cuidados intensivos (uci) del área del Materno Infantil del Hospital Central de Asturias. Su estado sigue siendo grave, aunque su evolución ha sido favorable y permanece estable, según señalaron fuentes sanitarias. El pequeño presenta diversas fracturas y requiere de respiración asistida. Siempre con las lógicas reservas, todo apunta a que el bebé saldrá adelante.

Quienes quedarán marcados de por vida son sus padres. Todos los vecinos coinciden en definirlos como «buenas personas y progenitores muy responsables». La madre (Patricia), que apenas habla español, fue presa de un ataque de nervios cuando se percató del accidente de su tercer hijo. Ambos estaban solos en la casa. Al asomarse a la ventana y encontrase con el trágico escenario comenzó a gritar. Bajó las escaleras en unos segundos, descalza, y cuando estuvo al lado de su hijo el llanto se intensificó. Durante unos veinte minutos permaneció impotente junto al pequeño, no tenía consuelo. Poco antes de que llegara la uvi móvil de Mieres hizo acto de presencia el padre: «Cuando vio a su hijo se le desencajó el rostro al instante, fue como una transformación», apunta un vecino.

Los padres pasaron el día de ayer en Oviedo acompañando a Adrian. Sus dos hermanos permanecieron en Pola de Lena al cuidado de unos allegados. La mayor, de 7 años, se encargó de reconstruir los hechos para algunas amistades de la familia que a lo largo del día se personaron en su domicilio para intentar arroparles.