Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Para la mayoría de los mierenses, sobre todo para las generaciones más jóvenes, el nombre de El Llagarón se relaciona con un popular establecimiento hostelero situado en el barrio fundacional de La Villa. Para los historiadores, sin embargo, está asociado al primer frente de resistencia que se organizó en Asturias, hace dos siglos, contra la ocupación francesa. En este inmueble, el 25 de mayo de 1808, se reunió un nutrido número de vecinos para celebrar la decisión de la Junta General del Principado, tras declararse soberana, de hacer frente a las tropas de Napoleón. Aquella mañana, unos milicianos se habían enfrentado allí mismo, en Bazuelo, al Escuadrón de Carabineros Reales que había sido enviado desde Valladolid para sofocar los ánimos de rebelión. Según el historiador Ernesto Burgos, cuando las tropas afines a los franceses llegaron a la ciudad fueron recibidas por un grupo de voluntarios armados, muchos de ellos universitarios. Su líder era el joven Gaspar Delgado y de su carabina salió un único disparo de atención que detuvo en seco a los militares, que habían cruzado el Pajares mascullando malos presagios. Tras la detonación, en medio de un tenso silencio, Delgado busco al oficial Ladrón de Guevara y con voz firme espetó: «Habrá paz si venís en paz y lucha hasta la muerte en caso contrario». A la postre, las tropas se unirían al levantamiento.

Políticos y representantes sociales de Mieres se reunieron ayer en El Llagarón para rememorar aquel gesto de valentía. El dueño del local que actualmente alberga el inmueble, Daniel Fernández, ejerció de anfitrión. El director de la Casa de la Cultura, Ismael Fernández Arias, también se sumó a la causa: «Es justo que se conozca nuestra historia, ya que otros sacan más pecho por menos».

En las paredes de El Llagarón ha sido colgado un pergamino encargado para la ocasión que narra los acontecimientos acaecidos hace 200 años. Según cuentan las crónicas de la época, la mañana del 5 de mayo de 1808 los vecinos de La Villa recibieron un correo con noticias de amigos y familiares informando de los sucesos ocurridos en Madrid días antes y de la represión de las tropas francesas. Desde ese momento el patio de El Llagarón y la fragua contigua se convierten en un punto de encuentro en el que la población escenifica su descontento. Poco después, el 25 de mayo, tras declararse soberana la Junta del Principado, llega a Mieres el ya citado escuadrón francés. En Bazuelo, al mediodía, las tropas se detuvieron a comer y un vecino, Fernando Cosío, se enfrentó a ellos y les dijo que «Asturias está sublevada». Los siguientes sucesos ya han sido narrados. Los siguientes años fueron duros en Mieres, con enfrentamientos armados.

El vicealcalde de Mieres, Roberto Rodríguez, y representantes de PP e IU acudieron ayer al acto celebrado en El Llagarón. Este inmueble se convirtió hace una década en un referente para la hostelería local a raíz de que Daniel Fernández lo convirtiera en uno de los locales más cuidados de toda la región, con numeroso mobiliario antiguo y un buen número de reliquias.

El edil del PP José Juan García recordó ayer que su partido solicitó hace meses en el Pleno municipal que el Ayuntamiento de Mieres asumiera el desarrollo de un programa de actos para celebrar la efeméride.