Soto (Aller), A. C.

El castillo de Soto de Aller ha visto pasar por sus habitaciones mayor número de siglos que de propietarios, y eso que hace ya más de 900 años que se construyó.

Los primeros datos escritos que se conocen sobre la propiedad de la torre de Soto se remontan a principios del siglo XII y a un nombre, Pedro Díaz, que consiguió el edificio por «su fidelidad a los reyes». Díaz era alcalde y caballero principal de Aller. Hijo del conde de Oviedo, Diego Rodríguez, padre de Gontrodo Petri, y hermano de doña Jimena, quien se casó con Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. El capítulo más novelesco del castillo allerano tuvo lugar, precisamente, en la época de Pedro Díaz, y su protagonista fue nada menos que un rey.

El monarca Alfonso VII llegó a Soto de descanso y se quedó prendado de Gontrodo, con la que tuvo una hija, doña Urraca, que llegó a ser reina de Navarra, era «La Asturiana». Otros moradores fueron los Díaz Belascori. A partir del siglo XIV y hasta bien entrado el XX, los dueños fueron los Bernaldo de Quirós. La torre fue reconstruida en época de Augusto Díaz-Ordóñez y Bernaldo de Quirós, conde de San Antolín de Sotillo, a principios del siglo XX. Los herederos de Díaz-Ordóñez siguen siendo, ahora, los dueños.