Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

El Ayuntamiento de Mieres lleva años intentando reducir el volumen de tráfico que soportan las principales calles del casco urbano. El nuevo proceso de peatonalizaciones que se abordará en los próximos meses se enmarca dentro de una línea de actuación que hasta ahora apenas ha dado resultado. Los esfuerzos municipales por aliviar la intensa circulación han resultado hasta la fecha prácticamente estériles. Ni la zona azul gratuita ni las bolsas de aparcamiento generadas en barrios como San Pedro o Santa Marina han logrado el efecto deseado. Los hábitos de los mierenses están muy arraigadas. Según el estudio de movilidad vial que maneja el Consistorio, el 60 por ciento de los desplazamientos que se realizan en dentro de la ciudad se hace en vehículo, «la mayoría con medios privados». De esta forma, ni tan siquiera uno de cada cinco viajes urbanos se aborda en transporte público, con un balance del 16 por ciento.

Los estudios encargados por el Ayuntamiento reflejan que casi la mitad de los viajes motorizados, concretamente el 44 por ciento, se debe a motivos de trabajo. El 25 por ciento de estos desplazamientos tiene como objeto realizar compras. La asistencia sanitaria absorbe casi el 10 por ciento del cómputo global, mientras que los estudiantes apenas aportan un 6 por ciento.

Los informes reconocen que Mieres soporta un elevado uso del transporte privado, lo que genera, a juicio de los técnicos, una «sobresaturación» de los viales. Esta circunstancia conlleva la congestión de las bolsas de aparcamiento y, en menor medida, un elevado índice de accidentes, con una media anual que supera el centenar, la mayor parte, sobre un 75 por cientos, con únicamente daños materiales. Lo curioso es que, según los informes técnicos, el 91 por ciento de la población del municipio reside a menos de 200 metros de una parada o estación de transporte público. En descargo de los conductores hay que decir que los informes también reflejan que existe «falta de coordinación entre paradas y servicios de autobuses, tanto urbanos como interurbanos».

Para corregir la actual situación, el Ayuntamiento trabaja en dos direcciones: las peatonalizaciones y la zona azul de pago, dos proyectos que defienden los técnicos y que avalan los responsables de la Policía Local. El gobierno mierense ha anunciado que tiene previsto cerrar al tráfico parte de las calles Numa Guilhou y Manuel Llaneza, dos de las principales arterias de circulación de la ciudad. Estas actuaciones se suman a las que próximamente arrancarán en el tramo norte de Jerónimo Ibrán y en Guillermo Schulz. Es decir, en los próximos meses se abordarán cuatro nuevas peatonalizaciones. Una vez la circulación quede restringida en los citados viales, serán en total catorce las calles del casco urbano libres de coches. Además, la concejalía de Urbanismo está redactando actualmente el pliego de condiciones para abordar el desarrollo del futuro «parking» subterráneo de la Mayacina. Esta actuación es la piedra angular de una compleja redistribución de bolsas de aparcamiento que conlleva la implantación de la polémica zona azul. No obstante, según explicaron fuentes municipales, de concretarse la medida, en Mieres no se pagará por aparcar, al menos, hasta dentro de dos años.

El proyecto del «parking» subterráneo condiciona cualquier medida. La actuación debe quedar despejada en pocos meses, aunque fijar plazos en este momento resulta complicado.

Zona azul

Las conclusiones del plan de movilidad sostenible de Mieres aconsejan que el Ayuntamiento implante la zona azul de pago en el centro del casco urbano.

Las peatonalizaciones

La necesidad de establecer nuevos espacios de aparcamiento y la puesta en marcha de políticas de evasión que faciliten el estacionamiento de los vehículos en el entorno de las estaciones de tren son otras de las propuestas incluidas en las conclusiones del plan de movilidad, que también apuesta por ampliar el espacio público peatonal.

Los desplazamientos

Según los estudios, el 60 por ciento de los desplazamientos que se realizan en la ciudad se hace en vehículos, en su mayoría privados, ya que apenas uno de cada cinco mierenses usa el transporte público.