Mieres del Camino,

Antonio LORCA

El pozo Santa Bárbara se convirtió ayer en el primer pozo minero asturiano al que se aplica la máxima categoría de protección patrimonial. El Consejo de Gobierno del Principado de Asturias declaró Bien de Interés Cultural a esta explotación del valle de Turón, en Mieres, propiedad de Hunosa y que permanece cerrado desde el 31 de junio de 1995. La protección abarca a una superficie exterior del pozo de 7,84 hectáreas.

El pasado 29 de octubre, la comisión regional de Patrimonio para el Pozo Santa Bárbara ya aprobó la declaración de Bien de Interés Cultural de este emblema de la minería asturiana. El tramite ha sido refrendado ahora por el Consejo de Gobierno del Principado.

Fuentes municipales explicaron ayer que el objetivo del Ayuntamiento es desarrollar en este equipamiento un ambicioso proyecto cultural, pero cuyos contenidos aún no están definidos. Se pretende abordar alguna iniciativa de carácter museístico que sirva de referente para dar a conocer el legado de arqueología industrial de Turón.

El pozo Santa Bárbara está ubicado en La Rabaldana, justo entre los barrios de arriba y de abajo de la localidad turonesa. Según los expertos, y dejando a un lado su carácter de emblema de la minería asturiana, la importancia histórica del conjunto deriva del hecho de que las primeras construcciones, y también la profundización original, se remontan a los años veinte del pasado siglo, así como de que los vestigios de la segunda profundización reproducen a la perfección el modelo seguido en las explotaciones asturianas entre 1950 y 1975.

También es destacable el interés técnico que supone que este pozo se diseñase con compresor y subestación eléctrica, algo que permitió una temprana mecanización del trabajo y que también explica en buena medida su éxito desde el punto de vista empresarial. La mina de La Rabaldana explotó un yacimiento que se corresponde con las capas inferiores de los grupos de montaña de San Víctor y de San Pedro. Constaba de dos pozos, uno principal y el otro auxiliar, de los cuales el primero alcanzó la cota de los 432 metros en la octava planta y el segundo llegó a los 543 metros de profundidad, con once plantas.

El conjunto se completa con la casa del pozo de ventilación, que corresponde a la década de 1920, y el resto de edificaciones, levantadas entre 1960 y 1970. Se trata del edificio de usos múltiples, dos casas de máquinas volcadas sobre los castilletes, el edificio de compresores y otras instalaciones y piezas menores, entre las que destacan, por ejemplo, la plaza de maniobras, la cadena rastrera, las viejas tolvas y una pasarela metálica que se usaba en su momento para acceder al ferrocarril. La sala de compresores, situada entre los dos pozos, es el edificio principal de este tesoro de la arqueología industrial de las Cuencas mineras.