Recuerdo el primer mandato de Zapatero y la puesta en escena de una de sus grandes promesas electorales: la retirada del Ejército de Irak, recogida por la izquierda y grupos antiglobalización con aplausos y criticada por el sector que nos metió en esa guerra inútil y desoladora, donde no se encontró otra cosa que lo que buscaban, petróleo. Lo demás, muertes y más muertes.

Otra medida fue la del matrimonio entre personas del mismo sexo, también criticada por la Iglesia y la derecha. A continuación, la ampliación del aborto, donde aquí la extrema derecha y la Iglesia más retrógrada y franquista salían a la calle cada cuatro días.

Estas leyes que iban en el programa socialista chocan con otras que estaban también en su programa y no fueron capaces de poner en práctica. Y en medio de todo esto, la improvisación total. Me remito a ofertas que en un principio parecían populistas y entrando en el fondo no es así, sino todo lo contrario; me estoy refiriendo al famoso «cheque bebe», que lo podía cobrar igual un currante de 600 euros que un hijo de Botín.

Otra metedura de pata, difícil de cumplir pero fácil de decir en el Parlamento, fue la de ordenadores para todos. No me opongo al futuro. Antiguamente se hablaba de las cuatro reglas (sumar, restar, multiplicar y dividir ); en el siglo que vivimos la quinta será la informática. Esto cogió por sorpresa a la oposición y al propio Gobierno. Después se fue matizando para explicar cómo era y lógicamente bajó el ofertón, ya no era ordenador para todos. Otra ley que desde la izquierda siempre se pidió -y mi sindicato siempre estuvo a la cabeza en su reivindicación- es la ley de la Dependencia, que aún no está en la forma que quisiéramos ni por el tiempo que tarda ni por las cantidades. Siguiendo con los «despistes», nos regala 400 euros por igual para incentivo al consumo; lo que sí sé es que ya los cogió por su cuenta y nos quedamos sin ellos. Después y entre tanto aparece la crisis, que no quiere ver ni reconocer. En este período la patronal CEOE pide y presiona para el famoso diálogo social. Empiezan las reuniones entre patronal, sindicatos y Gobierno hasta el verano, cuando se rompen las negociaciones por la tozudez de la patronal en insistir en tres pilares cual son: despido libre y gratuito (libre en España ya es, lo único que tienen es que indemnizar); bajada de las cotizaciones, y contratos temporales (los llamados «contratos basura»).

Hasta este momento el Gobierno daba la sensación de estar a favor de los sindicatos y de la clase social más desfavorecida y que más contribuye a pagar la crisis (como siempre). Durante el último trimestre del año 2009 y enero de 2010 se dan una serie de circunstancias: viajes al extranjero, declaraciones desde Europa, otras como las del director del Banco de España, un comunicado firmado por 100 economistas exigiendo lo mismo que pedía la patronal. (Caso curioso, ficha a uno de esos firmantes como asesor de la Moncloa ). La Presidencia europea y la reunión de Davos, que es un foro muy importante pero ni gobierna ni es vinculante, a partir de ahí nos empiezan a llover por todas partes. Aumento de la edad para la jubilación y de los años de cotización. Ante el revuelo social empiezan a matizar: que no sería para todas las profesiones igual, que se podía discutir, que ya veríamos. Esto no sólo no se puede tolerar, sino que lo hay que explicar comparándolo con Europa, que es de donde nos vienen las leyes, las ayudas, y ahora debemos de contribuir con más de lo que vamos a recibir.

Pues bien, la edad media de jubilación está en los 64 años en España y en Europa no pasa de los 61 años.

Si alguien lee esto, y sobre todo en las Cuencas, pensará en las prejubilaciones. Éstas, con la excepción de las de la minería, que fueron fundamentalmente sociales y para contribuir con lo que Asturias y la minería dieron en otra crisis. El resto de las prejubilaciones son de empresas rentables o rentabilísimas que, para aumentar sus beneficios, prejubilan a sus plantillas. En cuanto a bajar puntos en las cotizaciones para que las empresas nos paguen menos y contraten a más trabajadores, CC OO tiene varias propuestas encima de la mesa para ahorrar miles de millones; valen como ejemplo estas dos.

Primero, cumplir el acuerdo de separación de fuentes firmado por el Gobierno y dejar de pagar con cargo a cotizaciones los gastos de estructura de la Seguridad Social; es una medida que supondría 7.000 millones de euros anuales de ingresos. El incremento del salario mínimo interprofesional hasta alcanzar el 60 por ciento de la media de los salarios elevaría notablemente la base mínima de cotización, y la protección de las personas que cotizan por ella es otra cuestión planteada. Ambas contribuyen a mejorar los ingresos del sistema. Fruto de la presión de la derecha europea y de casi todos los tertulianos de los medios de difusión se piensa en cambiar el mercado laboral, cosa que hasta el verano no sólo no lo nombraba, sino que estaba a favor de los sindicatos. La primera reunión patronal, Gobierno y sindicatos parece que no les va muy bien, les suena la música y parece que tienen prisa por firmar. En la siguiente reunión tratan de las subidas salariales para los tres próximos años con una variación, moviéndose entre horquillas que van del 1 por ciento al 1,5 por ciento y el último se desplaza entre 1,5 por ciento y el 2,5 por ciento. En estos momentos que escribo se disponen las direcciones de los sindicatos a reunirse y estudiar para aprobar o volver a negociar. Lógicamente, es una parte del diálogo social que estaba paralizado desde hace dos años, dándose la casualidad de que estos convenios que estaban paralizados son de aquellos sectores que menos ganan y a la vez son el mayor número de trabajadores del Estado español.

No querría acabar este artículo sin referirme desde el punto de vista personal al cambio del mercado laboral. Las pensiones, la esperanza de vida y las cotizaciones, según el experto que le toque hace de ellas un sayo. Según el cálculo, nada sospechoso ya que es del Banco de España; se dice que hasta el 2025 están aseguradas. Pues bien, el citado estudio dice que para el 2060 el PIB (producto interior bruto) será de 2,25 veces superior al actual, con lo que habrá mucho más dinero para las pensiones.

El mercado laboral y su cambio no dejan de ser una medida ideológica, y, aprovechando la crisis que vale para todo, la presión es más fuerte y hasta nos hacen creer que es necesaria. Lo justo y necesario es cambiar el mercado de los que nos llevaron a la crisis, los grandes especuladores, la burbuja inmobiliaria, las grandes fortunas que dejan al retirarse a los directores y directivos de los bancos después de haber inyectado dinero público de todos los españoles. Éste es el verdadero mercado laboral que sí hay que cambiar para que no nos vuelva a pasar lo mismo.