Cuevas (Aller),

Carmen M. BASTEIRO

Son las once de la mañana y la actividad en la planta de Miel Río Aller, ubicada en la localidad allerana de Cuevas, no cesa. Luisa Fernández, copropietaria del negocio, está ayudando a Ioan Ionika a envasar el dulce. Mientras tanto, su hija, Olaya Pérez, ayuda a su tía, Inés Fernández a etiquetar los botes. El abuelo, Antonio Fernández, también echa una mano y vigila de cerca el resultado final. Esta empresa familiar se acaba de convertir en la primera firma española que exporta miel a Japón. El primer pedido para el país asiático, de 600 kilos, partió hace unos días. Ahora, sin apenas tiempo para recuperarse, acaban de recibir otro encargo de Inglaterra. Los británicos se llevarán otras dos toneladas de miel.

«No es que haya puesto una pica en Flandes, es que la he puesto en Japón», explica pletórica Luisa Fernández, propietaria de Miel Río Aller junto a Mario Pérez. Hasta ese momento, la empresa allerana solo había exportado miel a granel a países europeos, por lo que llegar a Asia con su propia marca «es todo un triunfo». Sin embargo, detrás de este logro se esconde una carrera de fondo que empezó en 2006, cuando Miel Río Aller, fundada en 1997, creó la miel crema ecológica Olaya.

«Queríamos algo diferente e innovador, a la vez que natural y exquisito», señala Luisa Fernández. De esta forma, nació su producto estrella, cuya característica diferenciadora es la textura en crema que se consigue de forma natural, sin someterla prácticamente a manipulaciones. Tal y como explica Fernández, «traemos las colmenas del campo, extraemos la miel y la filtramos, para dejarla cristalizar en el almacén. Cuando está cristalizada, no la calentamos para que no pierda sus propiedades, si no que la cremamos con una máquina». El resultado es una miel en crema, con todo el sabor y las propiedades naturales de la sustancia dulce que producen las abejas. A pesar de todo, Fernández reconoce que al consumidor nacional le cuesta aceptar esa textura: «Es algo nuevo, estamos acostumbrados a que la miel sea líquida, por lo que cuesta adaptarse a algo diferente». Sin embargo, cuando la gente la prueba «se engancha, porque recuerda a la miel de antes, a la que se tomaba en casa de la abuela».

Los que se engancharon rápido fueron los japoneses. Con una sonrisa, Luisa Fernández explica que «la verdad es que ha sido un vía crucis, esperé a ver el pedido cargado para contarlo porque lo pasé un poco mal, creía que no lo íbamos a conseguir». La historia empezó en la feria Biocultura Madrid. Allí conocieron a Tomi-ko, una japonesa que trabaja en España como exportadora de aceite de oliva. «Le encantó nuestra miel, así que nos puso en contacto con una empresa de Tokio y en diciembre nos visitó Sakai, el dueño de la compañía». La empresa japonesa llevó en febrero varios botes de miel Olaya a Foodex Japan, una de las ferias alimentarias más importantes del mundo y la más relevante de Asia. La miel en crema «causó furor, el público japonés la encontró muy sabrosa, sobre todo la variedad de brezo, que es la que más nos piden».

Para conquistar al público oriental, Miel Río Aller ha creado un nuevo envase para su producto ecológico. «Queríamos terminar con la imagen de que la miel ecológica tiene que ir envasada en un bote clásico», explica Olaya Pérez, hija de la gerente de la empresa. De esta forma, nació el nuevo «packaging» de miel Olaya, que se presenta en tres pequeños botes, con colores vivos, rótulos bilingües (inglés y español) y en tres variedades: brezo, eucalipto y castaño.

Todo esfuerzo es poco para satisfacer a tan «exquisito público». Medio en broma, medio en serio, Luisa Fernández define su viaje hacia el Oriente como «una conquista». «Nos dieron mil vueltas, nos exigieron mucho, pero estamos muy contentos de haber pasado la prueba, eso demuestra que tenemos un producto de calidad y que podemos alcanzar un mercado internacional», apuntó.

Desde entonces, la popularidad de la miel ecológica ha ido en aumento. Tan sólo unos meses después de recibir el encargo japonés, la planta allerana recibió otra visita. En esta ocasión, una pareja de la ciudad inglesa de Brighton se interesó por el producto «para venderlo a un público muy selecto y diferenciado». Los británicos visitaron la fabrica de Cuevas y regresaron a Inglaterra «satisfechos» tras comprobar como se elaboraba el producto. El resultado, un nuevo pedido internacional de dos toneladas de miel Olaya.

De momento, en Miel Río Aller no saben de crisis. Luisa Fernández señala que el secreto está en «una continua puesta al día, trabajar duro y molestarse por el producto, los clientes y la marca». Aunque la cartera de clientes no deja de crecer, seguirá siendo una empresa familiar. «Apostamos por lo natural y por seguir manteniéndonos como cuando aparecimos, en 1997». La receta funciona y la empresa vive su momento más dulce.