Pola de Lena, C. M. B.

La patrulla rural de la Policía Local de Lena no descansa. Aunque el Ayuntamiento estrenó hace poco más de un mes este nuevo servicio -formado por un agente de la Policía Local, Felipe Álvarez, y un guarda de Montes, Juan Bayón- ya acumulan un gran número de experiencias relacionadas, sobre todo con el prindaje de animales y el apoyo en las labores administrativas. Pero también se han visto obligados a escuchar numerosas peticiones por parte de los vecinos que más tarde tienen que trasladar al Consistorio.

La jornada de ayer era un tanto especial, ya que acompañando a los dos agentes se encontraba también el alcalde de Lena, Ramón Argüelles, que quería comprobar «in situ» cómo desarrollaba su trabajo diario la patrulla rural. Al mediodía llegaron hasta San Miguel del Río, ubicada en el puerto de Pajares. Lo primero de todo es explicar a los vecinos su labor: «Estamos aquí para acercar el Ayuntamiento a la zona rural, facilitar los trámites y acelerar las gestiones». Un discurso que los agentes ya se saben de memoria y que ayer escuchó por primera vez Marta Cienfuegos, presidenta de la asociación de vecinos de San Miguel del Río. Mientras tanto, surge el primer incidente de la jornada. Los agentes reciben a Manuel Fernández, que vive en la parte más alta del pueblo. Este vecino decidió acudir a la patrulla local porque «las máquinas que trabajan en el pueblo no pueden pasar por una calle estrecha y pretenden dejar las tuberías antiguas delante de mi casa», afirma con enfado. Por su parte, los agentes prometen a este vecino «que haremos todo lo posible por arreglar esta situación» y preparan un informe con la queja que trasladarán más tarde al Consistorio, Afortunadamente, como también se encontraba allí el Alcalde, el traslado de la denuncia fue inmediato.

Este es sin duda un caso más de los que se ven obligados a atender cada día estos agentes, quienes señalan que, en principio, «los vecinos nos reciben de buen grado, pero todavía no tienen claro que una de nuestras funciones es agilizar trámites de tipo administrativo», señala Felipe Álvarez. Y es que los agentes están equipados con un portátil y una pequeña impresora que les ayuda a la hora de realizar estas labores, un alivio para los vecinos de las zonas rurales, ya que evitan su posterior desplazamiento hasta Pola de Lena.

Los agentes finalizan su recorrido en el pueblo de Pajares, donde los vecinos ya los conocen. De hecho, nada más aparcar su coche, muchos de ellos salieron a recibirlos. Esto es algo que los agentes agradecen, ya que «no estamos aquí para ser justicieros, sino para vigilar que se cumplan las reglas y asegurar una convivencia tranquila».