Se dice que siempre se van los mejores. Y en este caso es verdad. Con Fernando Herrán se va una buena persona, un buen compañero, un buen mierense y buen socialista, con un corazón grande y maravilloso, tan proclive a las emociones y a las sensibilidades.

Era Fernando una persona optimista, atenta, cariñosa y detallista, con ese aire de profesor cercano del que nunca se desprendería, ni después de su jubilación anticipada. En Cenera, su valle, su paraíso, muchos descubrimos un día, en una comida homenaje, al Fernando docente, con una carrera de dedicación y entrega valorada por miles de alumnos y admirada y respetada por sus compañeros de profesión. Te sentías joven para emprender una nueva etapa y Mieres y la política te esperaban al otro lado, con los brazos abiertos.

Siempre le había picado el gusanillo. En una época donde lo más fácil es criticar y como se dice «ver pasar el entierro», Fernando, pese a su salud, apostó por ver que podía aportar, desde su experiencia en el campo de la Educación y desde su eficaz humanismo. No barruntaba entonces que detrás de Educación vendrían otras dos «asignaturas» de esas a los que sus antiguos alumnos llamarían «marías», pero que eran fuente de trabajo inagotable, como Deportes (puesta en funcionamiento de nuevos equipamientos y de eventos de carácter nacional) y de Medio Rural (pastos de Pinos y debilidades del sector ganadero).

Fernando se entregó a todo sin dudar, con la pasión que irradiaba su corazón. Escuchaba a todos y no dejaba nada por hacer. Y eso, más allá de los reconocimientos, también pasa factura. Un día, hablando sobre el stress actual y lo que suponía «currar en la acción política municipal» me confesó que ser concejal era una experiencia brutal: «Todos debían serlo alguna vez para ver lo que es; eso nos haría ser mejores personas».

Fernando Herrán ya lo era y a ello se dedicó toda la vida. Dejas una pena infinita en el corazón de Araceli y de tus hijos. Un dolor profundo en la Agrupación Socialista de Mieres, que no dudarán en seguir tus huellas, el camino del compromiso y la acción social en busca de una sociedad mejor y más justa. Y un vacío terrible en el Gobierno local, en el Ayuntamiento, en el Consejo Municipal de Educación y en el haber de cientos de amigos (cuanto te echarán de menos Roberto y Manolo, y todos los compañeros de grupo y Corporación).

Hoy, casi tres años después de que te hiciera con Rafa Perdiguer aquella foto frente al Liceo para la página web del Ayuntamiento puedo decirte que lo has conseguido, has hecho como querías una gran labor, sin dejar de ser nunca un maestro de la vida: gracias.