Vega del Ciego (Lena),

C. M. BASTEIRO

Se llama José Antonio Pérez García. Nació en la Vega del Ciego, en Lena, el 12 de diciembre de 1983 y volvió a nacer en Salcedo, en Quirós, el 16 de agosto de 2009. Aquel día, mientras disfrutaba de las fiestas de la Virgen de Alba, un rayo le atravesó el cuerpo. Sufrió una descarga de 100.000 voltios. No pudo con él. Esta vivo pero sufre importantes secuelas y afirma que ha pasado un año «no muy bueno». Pese a todo, hoy volverá a disfrutar de la romería en compañía de sus amigos. Afirma que no tiene miedo a regresar y que será fiel a la Virgen del Alba. El mismo día del accidente, poco antes de la descarga, le había encendido una vela. «Me protegió», afirma.

Cuando el rayo cayó en el prau de la fiesta, José Antonio ya estaba despidiéndose de sus amigos para volver a casa. «Era domingo por la tarde, había subido de acampada el sábado y ya tenía ganas de volver», relata. Del momento en el que resultó herido no recuerda casi nada, «vi una luz blanca y de repente desperté en un hospital».

El rayo le entró por la nuca y le salió por su rodilla. Aunque a la vista parece que está bien, aún tiene graves secuelas. «Llevo un año de médicos», dice resignado, mientras enumera las partes de su cuerpo que aún se resienten. «Perdí los músculos del trapecio y tengo un injerto en la rodilla, pero dentro de lo que cabe estoy bien», señala mientras muestra la trayectoria del rayo que le atravesó el cuerpo.

No le gusta recordar el día del accidente y sobre todo que la gente le pregunte por ello. «Por un lado no quería ir a la fiesta porque sé que habrá personas que me volverán a preguntar por el accidente y obligarme a recordar, eso es lo que peor llevo», señala. No obstante, no está dispuesto a perderse la romería.

Los preparativos para ir a Salcedo comenzaron ya el viernes y los hizo con tranquilidad. «No estoy nervioso, por lo menos hasta que llegue al prau de la fiesta no lo voy a pasar mal», explica. Eso sí, no es la primera vez que va a Salcedo, a la capilla de la Virgen de Alba, desde que ocurrió el accidente. Unas semanas después de salir del Hospital Central de Asturias, subió al enclave y le llevó a la imagen otra vela que le había prometido. «Hasta el día de accidente nunca antes había entrado en el santuario, pero aquel día prendí una vela a la Virgen, se que ayudó a que no me pasara nada», afirma José Antonio Pérez García mientras prepara las cosas para la romería en su vivienda de Vega del Ciego.

Con respecto a la anterior visita al lugar de la fiesta, señala que «no me costó llegar allí, volver a verlo todo tal y como lo recordaba». Eso sí, hoy vivirá la jornada con más reservas porque «quieras que no es la fiesta, es el sitio y la fecha del accidente». Desde hace meses, Pérez ya está jubilado por incapacidad, «porque no podía trabajar a causa de las lesiones» y vive el día a día agradeciendo «haber salido de esta».

Su caballo «Dumber» no tuvo tanta suerte. El animal cayó fulminado cuando lo alcanzó el rayo y a su dueño aún le da pena «porque lo tenía desde hacía dos años y lo quería mucho». Ahora tiene otro caballo, que le acompañará en la romería de Alba este fin de semana. «A este ya no le puse nombre», afirma el joven para dejar claro que no quiere encariñarse demasiado con el animal por lo que pueda pasar. Su caballo, su familia, su pareja y sus amigos son ahora sus puntos de apoyo para seguir adelante y superar las secuelas del rayo que se cruzó en su vida y apunto estuvo de arrebatársela.