Javier moreno Díaz Presidente de la Asociación Foro por la Memoria, responsable de las excavaciones en Felechosa

Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

Javier Moreno Díaz (Madrid, 1972) es el Presidente de la asociación Foro por la Memoria de Madrid. Dirigió con firmeza y desde la sombra, pero siempre en el campo de trabajo, la excavación de la fosa de Cabacheros, en Felechosa. Ahora que los restos van a ser analizados genéticamente para entregarlos a sus familiares, aún no ha dejado de trabajar. Sigue en contacto con las familias y lucha para involucrar a las administraciones públicas en el respeto por la Memoria Histórica y las víctimas del franquismo. Quiere que se termine «esta falta de higiene democrática».

-¿En qué momento se encuentra la identificación de los cuerpos de Cabacheros?

-Nosotros hicimos entrega de los restos al departamento de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid, siguiendo la cadena de custodia. Ellos serán los que realicen una datación antropológica, pero los resultados tendrán que esperar.

-¿Cuándo podrían estar listos?

-En un principio, se dio un plazo de entre seis meses y un año. Nos consta que la Universidad tiene que analizar más restos de otras fosas comunes. Por el momento, aún no se han puesto en contacto con nosotros por lo que creemos que la datación de los cuerpos de Felechosa aún no ha comenzado. Mientras tanto, seguimos en comunicación con los familiares, para darles apoyo y mantenerlos al tanto de las novedades.

-¿Qué es la cadena de custodia?

-Los restos de Cabacheros, y los de cualquier fosa común que se exhuma, tienen que estar controlados en todo momento y exigen mucho cuidado. Hay que tener en cuenta que son los últimos vestigios, las últimas pruebas y la única huella de un crimen, por lo que se extrema el cuidado.

-Los restos de Cabacheros hicieron un viaje de más de 500 kilómetros.

-Nos preocupaba especialmente ese tema, el del transporte. Hay mucha distancia desde el cementerio de Oviedo hasta Madrid y esas horas las vivimos en vilo. Cogimos las cajas en Asturias y llegaron, tal cual estaban, a la Universidad Autónoma. Nadie puede tocar los restos hasta que se inicie el análisis en el laboratorio.

-Mientras tanto, las denuncias que interpusieron sobre la fosa, para reconocer los crímenes en Cabacheros e involucrar a la administración siguen avanzando. ¿En qué momento se encuentran?

-No hay novedades, todo está muy parado. Sólo nos queda esperar a ver lo que dicta la Audiencia Nacional. En el caso de que la respuesta no nos satisfaga, llegaremos a los tribunales europeos.

-El municipio de Aller es el concejo con más fosas comunes en Asturias, ¿proyectan volver a excavar en la zona?

-Sí, concretamente en Felechosa tenemos más fosas localizadas. El concejo de Aller es uno de los puntos geográficos más afectados por la represión, por su situación, y manejamos datos sobre los desaparecidos y su posible ubicación. Por el momento, tenemos que esperar a que se terminen los análisis de Cabacheros y saber qué porcentaje de desaparecidos, dentro de los que tenemos datados, estaban allí enterrados. En cuanto este proceso termine, habrá que empezar a pensar en excavar nuevos enterramientos.

-Lena está en una situación similar, ¿han trabajado en el municipio?

-Sí, hemos mantenido relación con un descendiente de una víctima que, presuntamente, podría estar enterrado en la fosa de Parasimón, en Pajares. Por el momento, lo único que hemos hecho es una visita visual, por así decirlo. Nos guiamos por lo que cuenta un testigo, como ocurre en la mayoría de los casos en los que se busca a los desaparecidos, y creemos que es muy probable que el enterramiento esté donde el testimonio señala.

-¿Es importante contar con la ayuda de los testigos?

-Por supuesto. Para ponerle un ejemplo, en Córdoba pudimos datar un cuerpo sin necesidad de análisis de ADN. El hombre que nos guió, un pastor, dijo que, durante la represión, vio saltar de un camión a un hombre que conocía, y que le mataron dándole un culatazo con la escopeta. Cuando excavamos en esa fosa, el primer cuerpo que descubrimos presentaba una fractura en la pierna, lo que demostraba la teoría de que había saltado del camión y, además, tenía la clavícula rota por el golpe con la escopeta. Pudimos contactar con los familiares sin falta de ir a un laboratorio.

-También en Lena, la Comisión de Memoria Histórica acaba de denunciar que hay peligro de que se pierda una fosa por una construcción cercana. ¿Es algo habitual?

-No es la primera vez que se pierde una fosa y nosotros exigimos cuidado. Defendemos un modelo total de respeto por la Memoria Histórica. Esto abarca desde la protección de las fosas hasta que se involucren las administraciones públicas en excavaciones y en el reconocimiento de los cuerpos para que los familiares puedan encontrarse con sus ancestros.

-¿Ve muy difícil alcanzar este objetivo?

-En este momento se ve muy difícil y cuanto más se separan de nuestro trabajo y de las distintas actuaciones es peor. No sirve de nada una Ley de Memoria Histórica si las administraciones no vigilan que se cumpla. Tampoco ayuda que no se involucren.

-¿Hace falta un cambio?

-Creemos que el hecho de que haya víctimas del franquismo enterradas en cunetas, sin identificar, dice muy poco de un Estado que se hace llamar democrático. España vive ahora una situación muy llamativa en cuanto a la higiene democrática. Como digo, no sirve de nada crear leyes si no se vigilan.

«Los restos de Cabacheros exigen un sumo cuidado porque son la única huella de un crimen»

«Seguiremos trabajando en Aller cuando se identifiquen a las personas enterradas en la fosa»