Pola de Lena, Julio VIVAS

La estación de tren de Pola de Lena ha dejado de ser accesible para discapacitados. Todo por la realización de unas obras hace tres meses que elevaron las vías del tren sobre el andén de la estación, y que ahora hacen imposible que usuarios como Juan Arias, vecino de La Pola y en silla de ruedas desde hace más de 30 años, pueda acceder a los vagones sin ayuda.

Su caso es especial. Por motivos de salud, Juan Arias tiene que acudir de forma periódica a la capital asturiana, «incluso he ido hasta tres veces en una semana», y el tren era su único medio de transporte. Los autobuses que cubren la ruta con Oviedo no están adaptados para el uso de discapacitados. Por ello, se ha visto obligado en más de una ocasión a coger un taxi desde la capital lenense «y pagar hasta 70 euros» ante la imposiblidad de utilizar un servicio «al que tengo derecho como todo el mundo», afirma.

Sus reclamaciones no encuentran respuesta en Renfe, en la operadora de trenes. La única solución que le daban, según apunta, «es que cogiera el Cercanías en la estación de Mieres, que sí está adaptada para discapacitados. Pero no me explicaron con qué medio llegar a allí». Tampoco le hacen caso en el teléfono de atención al viajero de Renfe. «Antes me decían cuándo iban a pasar los trenes Civia, que están adaptados, y avisaban al maquinista para que accediese al andén principal, pero ahora me dicen que no pueden darme ese tipo de información».

Mientras tanto, cuando quiere utilizar el tren en Pola de Lena, este vecino se ve obligado a pedir ayuda a otros usuarios o a los propios empleados de la estación, «pero no es su trabajo, algo que se ocupan de recordarme cada vez que uso el tren. Tampoco tienen personal de Atendo, el servicio de Renfe para discapacitados». Juan Arias afirma que ha vivido circunstancias extremas para salir del vagón. Una vez, incluso, tuvo que llamar al 112 «porque el tren había entrado por la vía muerta, que tiene mucha más distancia entre el vagón y el andén, y no podía salir de allí».

Ante la falta de solución por parte de la operadora de trenes, este vecino decidió acudir a la oficina del consumidor para pedir amparo por «lo que considero es un gravísimo caso de vulneración de mis derechos».