Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

La prohibición de fumar en bares está siendo acatada por los mierenses con disciplina, aunque inicialmente fuera asumida a regañadiente por los consumidores de tabaco y también por la mayoría de hosteleros. Desde que la restricción comenzó a aplicarse hace ya diez meses, concretamente el pasado 2 de enero, la Policía Local de Mieres únicamente ha tenido que sancionar a dos establecimiento por infringir la normativa. Los responsables del servicio puntualizan que estas denuncias fueron interpuestas durante «las primeras semanas de entrada en vigor de la ley».

La Policía Local de Mieres, de manera general, considera que la aplicación de ley antitabaco no ha generado apenas problemas en el municipio. Si bien en un primer momento hubo cierta incertidumbre ante la posibilidad de que hosteleros y fumadores pudieran desoír la prohibición, finalmente el efecto disuasorio de las sanciones ha hecho efecto. A lo largo de los últimos nueve meses no se ha tramitado en Mieres ningún tipo de denuncia por incumplimientos. Los dos establecimientos sancionados, en ambos casos cafeterías situadas en el casco urbano, fueron multados durante el primer mes de aplicación de la ley antitabaco. Tuvieron que abonar 600 euros, al ser la primera infracción de este tipo en la que habían incurrido. La nueva legislación establece sanciones de hasta 10.000 euros para los reincidentes.

El jefe de la Policía Local de Mieres, Celestino Díaz Iglesias, sostiene que la aplicación de la ley antitabaco se ha desarrollado en Mieres dentro de «la normalidad». Defiende que tanto los hosteleros como los clientes se han mostrado «concienciados».

El primer establecimiento que fue sancionado se localiza en la calle Manuel Llaneza. El día de Reyes, apenas cuatro días después de la entrada en vigor de la prohibición, una patrulla de la Policía Local que realizaba un servicio rutinario de vigilancia localizó a un hombre de mediana edad fumando en el interior del citado bar. Cumpliendo la nueva normativa, procedieron a identificar al citado cliente, que lógicamente no pudo negar que se encontraba fumando dentro del local. Pero en su defensa alegó que la camarera, que se encontraba en ese momento en el establecimiento, en ningún momento le había requerido para que apagara el cigarrillo. Esta versión fue rechazada por la profesional, que aseguró que sí le había llamado la atención. Tras escuchar los comentarios de otros clientes que se encontraban en el establecimiento, los agentes procedieron a tramitar las sanciones. Al ser la primera vez, el bar tuvo que hacer frente a una multa de 600 euros, mientras que el cliente tuvo que pagar 30 euros de penalización por una falta menor.

Días después, un segundo establecimiento fue sancionado por el mismo motivo. Desde entonces, la Policía Local no ha tenido que volver a actuar.