Pajares (Lena),

C. M. BASTEIRO

Los voluntarios del grupo de Protección Civil de Lena quieren estar preparados para cualquier imprevisto en el concejo y por ello realizaron un simulacro de evacuación en los telesillas de la estación invernal de Valgrande-Pajares. Con este ejercicio, pretenden estar «listos para el rescate» en el caso de que surja una avería como la que estropeó la apertura de Fuentes de Invierno en la pasada campaña y que obligó a evacuar a 150 personas.

El simulacro en Pajares arrancó con una parada ficticia de un telesilla. Con la colaboración del personal de la estación, los voluntarios de la agrupación lenense empezaron a trabajar. «Dependiendo de la altura a la que se encuentre cada silla, los métodos de rescate son distintos», explicó Adrián Tomillo, responsable de Protección Civil de Lena. En el caso de que las sillas se encuentren a poca altura, «es suficiente con actuar desde el suelo, y liberar a los usuarios para que estén en tierra firme lo antes posible, con la ayuda de cables y cuerdas». A medida de que la altura del telesilla el mayor, el rescate es más difícil. En Fuentes de Invierno, la mayoría de los usuarios tuvieron que ser rescatados con el helicóptero de Bomberos de Asturias. En cambio, si la meteorología no permite un rescate por el aire, los voluntarios se ven obligados a echar mano de su habilidad y de diferentes técnicas para solucionar las consecuencias de la avería.

Una «actuación rápida pero cuidada» es fundamental. «En un primer momento, hay que evaluar la altura a la que se encuentran las sillas y encontrar un lugar de acceso», explicó Tomillo. En el caso del simulacro en la estación de Valgrande-Pajares, los miembros de Protección Civil accedieron al remonte «por la pilona del telesilla, y a través del cable llegamos a cada una de las sillas de los esquiadores». A través de un sistema de poleas, comienza la liberación. «Hay que ir silla por silla, por lo que hay que mover las poleas y las cuerdas a cada paso que se da durante el rescate», añadió Tomillo. En todos los casos, los esquiadores liberados «se llevan al suelo, para que estén en tierra firme lo antes posible».

A pesar de que la rapidez es esencial, el responsable de la agrupación lenense de Protección Civil explicó que «también hay que saber lo que estás haciendo y llevar el rescate con prudencia, para no tener ningún susto». Además del frío, el nerviosismo suele ser «un gran enemigo» en situaciones como esta, en la que hay un cierto peligro y las condiciones son adversas.

La duración de un rescate de estas características «varía mucho, dependiendo del número de usuarios, la altura a la que se encuentren las sillas y la situación meteorológica». La presencia de niños puede retrasar la actuación de los miembros del equipo de rescate. Durante estos días, en los que la estación permanece cerrada por falta de nieve, la agrupación lenense seguirá practicando para mejorar su técnica y ofrecer seguridad a los usuarios. Ellos son los vigilantes de la nieve.