Moreda (Aller),

C. M. BASTEIRO

El párroco de Moreda, Eduardo Zulaiba, asegura que está viviendo «una novela de terror». La polémica en su parroquia estalló hace unos días, cuando un grupo de padres anunciaron que estaban buscando otra iglesia para que ocho niños, censados en Moreda, hicieran la comunión. Alegaron tener «varias razones» y desavenencias con el párroco para cambiar de templo y criticaron, además, que el resto de sacerdotes de la zona no acogieran a los menores «porque se sienten coaccionados y temen enemistarse» con el cura de Moreda.

«La Iglesia no es un supermercado de sacramentos, donde uno busca el producto que más le gusta. Lo normal es que los pequeños comulguen en la parroquia que les corresponde», asegura el sacerdote de Moreda. A pesar de esta afirmación, replica que «nunca me he puesto en contacto con mis compañeros para coaccionarlos, y buena prueba es que desde que se hicieron públicas estas críticas, no he recibido más que apoyos de la comunidad».

A pesar de que las familias no han concretado las razones por las que quieren cambiar a sus hijos de iglesia, el cura de Moreda asegura conocer el motivo. «En esta parroquia ponemos como condición que los alumnos del catecismo vayan los domingos a misa, puesto que nos parece una parte muy importante para su formación», apunta Zulaiba. Esta norma, según matiza el párroco, «está establecida por la Diócesis de Oviedo, no es un capricho personal». El párroco de Moreda advirtió a los padres que iba a ser estricto con esa norma, «cuando observamos que los niños no acudían a misa».

El coordinador de la catequesis, Atilano Castillo (que es secretario general del PSOE en Aller) confirma la versión del sacerdote, asegurando que «escuché a las madres el día que decidieron irse, diciendo que querían solucionar lo de asistir a las misas». Además, añade que «cuando se hizo una reunión con estas familias que habían decidido abandonar el catecismo, en la que estuve presente como responsable de las clases, ninguna dijo tener algo personal en contra del párroco».

Tan solo una familia ha puesto una razón concreta sobre la mesa, para la que Zulaiba dice tener respuesta. «Una de las madres dice que yo no bauticé a su hija porque no estaba casada, cuando ella sabe que no es esa la razón. Aquí se han bautizado otros niños con padres solteros. Pero mi boca está sellada y no diré por qué se negó el bautismo a la niña», añade el cura de Moreda.

El sacerdote mantiene que «no he coaccionado a nadie, pero no puedo obligar a otros párrocos a que acojan a los niños». En este sentido, asegura que «mis compañeros Don Enrique, de Piñeres y Nembra, y Don Jesús, de Cabañaquinta, no han recibido la llamada de estas familias, así que no han intentado encontrar iglesia en todo el concejo». El cura espera que las familias «recapaciten» y vuelvan a la iglesia de Moreda, «porque nuestras puertas siguen abiertas».