Caborana (Aller),

Leoncio CAMPORRO

El ganador del premio de 286.000 euros del sorteo del gordo de la primitiva del pasado domingo es Jaime Fernández Pérez, un vecino de Caborana de 53 años que está soltero y que trabaja como repartidor de vinos.

Los nueve euros que invirtió Jaime Fernández en la primitiva se transformaron en exactamente 286.074,43 euros tras acertar los cinco números del sorteo del pasado domingo. Lleva jugando a la misma combinación desde hace una década, números que tiene memorizados pero que no los relaciona con ningún episodio de su vida. Son el 18-27-29-38 y 39, que se han convertido en «el antidepresivo» de su vida, porque a este autónomo dedicado a la distribución y venta de bebidas le estaba costando mucho sobrevivir en estos tiempos de crisis.

«Tengo algunas deudas que trataré de saldar lo más rápido posible, aunque también me adeudan algo de dinero que para mi es importante porque las ventas cada día son menores y entre la Seguridad Social, la minuta del gestor y el combustible de la furgoneta de reparto estaba en un callejón sin salida», afirma Jaime Fernández que añade que «fueron muchas las noches sin dormir y si lo conseguía soñaba siempre con la misma escena, en la que caía por un precipicio sin nunca llegar al suelo».

No obstante, este autónomo allerano tenía «una premonición» que sentía cada vez que iba a sellar el boleto del gordo de la primitiva. «Intuía que en algún momento podría acariciar el premio, así que todas las semanas invertía nueve euros, para una mí una cantidad importante», señala Jaime Fernández Pérez, que normalmente sella el boleto en Caborana, pero otras veces lo hace en ventanillas situadas en otros puntos donde reparte vino, como ocurrió en esta ocasión en la Churrería de Julio de Moreda. «El lunes, cuando repartía por Caborana, me comentaron que había tocado el Gordo de la Primitiva en la Churrería de Julio y me dije, igual soy yo, saqué el boleto que llevaba guardado entre facturas y albaranes y pude constatar que era el afortunado», explica Jaime Fernández, que desde ese momento «llevo recibiendo felicitaciones de personas de todas las edades, algo que me enorgullece al sentirme apreciado por mis paisanos».

El afortunado afirma que el premio no va a cambiar mucho su vida. «Seguiré como siempre, atendiendo a mi clientela, pero sabiendo que dispongo de un dinero para afrontar el futuro con más alegría», afirma con una sonrisa en la boca y convencido que de que ya no tendrá pesadillas.