Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

La aparición de grietas en la zona alta de la localidad de Boo no está relacionada con la subsidencia minera. Al menos así lo indican los últimos estudios elaborados por Hunosa, a los que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. La zona está siendo controlada desde que, a principios de 2010, comenzó a agrietarse el terreno. Los vecinos exigieron atención porque, hace dos décadas, una situación similar en el barrio de Puenxo terminó con el desalojo de veinte viviendas en la localidad. El lunes, una casa del barrio de El Picu. a menos de 500 metros de Puenxo, se derrumbó. Los técnicos achacan los problemas actuales a un deslizamiento en la ladera.

Ingenieros de Sadim, a petición de Hunosa, llevaron a cabo en 2010 un primer informe sobre la aparición de grietas. El estudio, que fue trasladado el año pasado a la Dirección General de Minas, ya achacaba los problemas detectados en la zona alta de la localidad a un deslizamiento de la ladera. Hunosa realizó este primer informe a petición de Minas, tras una reclamación del Ayuntamiento de Aller.

El siguiente estudio se inició en 2011 y estaba a punto de finalizar cuando comenzó la huelga minera. Será concluido en cuanto se normalice la situación laboral en la empresa pero, a falta de escribir las conclusiones, todo parece indicar que los resultados del informe serán igual de rotundos que los recogidos en el primero.

La situación del barrio de Puenxo llevaba meses en calma. La polémica volvió a surgir a principios de esta semana, cuando una de las casas que llevaba años afectada se derrumbó. La vivienda estaba deshabitada y el presidente de la asociación de vecinos, Miguel Gómez, fue el encargado de dar la noticia a los propietarios.

Gómez fue uno de los afectados por el desalojo de Puenxo. La decisión de abandonar las viviendas se tomó en la primavera de 1991, después de que los vecinos denunciaran en múltiples ocasiones que sus casas se estaban cayendo. Después de unos días de protesta, los afectados se alojaron en viviendas prefabricadas, que se acondicionaron en el solar que ahora ocupa la cancha deportiva. Las familias iniciaron entonces un complejo proceso legal para reclamar indemnizaciones a Hunosa.

Después de años de pleitos, se demostró que el problema había estado originado por filtraciones procedentes de las minas. La ley dio la razón a los afectados y cada familia recibió alrededor de 24.000 euros. Además se construyeron casas de protección para realojar a los afectados. Desde entonces, Hunosa realiza controles en la zona.

Los técnicos vienen realizando controles sistemáticos en más de cincuenta puntos del área de Boo desde el año 2000. El último informe en el que trabajan los Ingenieros de Sadim refleja, además, que las labores mineras en el subsuelo de la localidad finalizaron hace ya más de una década. Mientras tanto, los propietarios de la última vivienda derrumbada no han cursado denuncia ni reclaman indemnización, según fuentes municipales. La historia de Puenxo parece estar lejos de repetirse.