Turón (Mieres),

David MONTAÑÉS

El ex entrenador del Liverpool, Bill Shankly, dijo en una ocasión que había gente que pensaba que el fútbol era una cuestión de vida o muerte, pero que a él no le gustaba esa postura. «Es mucho más que eso», afirmó. Hablaba, lógicamente, del deporte profesional. Por desgracia, las pachangas que los niños organizan en las calles también generan muchas tensiones. Un amplio grupo de madres del barrio de San Francisco, en Turón, denuncian que varios de sus vecinos insultan y amenazan a sus hijos, entre otras cosas, por jugar a la pelota en el amplio patio interior de esta populosa zona residencial donde viven más de un centenar de familias. La tensión ha llegado a tal punto que se han presentado denuncias ante la Guardia Civil por graves amenazas, condenado incluso los juzgados a pagar una multa a uno de los vecinos que habitualmente increpa a los menores durante sus juegos.

El Sindicato Independiente de Policía Local de Asturias (SIPLA) ha denunciado que los agentes asignados al servicio de emergencias del 092 permanecieron durante la pasadas semana movilizados en Turón para «vigilar que los críos del barrio San Francisco no jueguen al fútbol en los viales». Tras esta queja policial, se esconde un grave problema de convivencia. Un amplio número de madres de niños de entre tres y trece años de edad se han unido para llamar la atención sobre lo que sucede en este barrio. Aseguran que sus hijos no pueden jugar tranquilamente en el patio público, un espacio de grandes dimensiones, ya que «tres o cuatro vecinos» les increpan, con amenazas y graves insultos. «El problema no es solo el fútbol, tampoco quieren que corran, jueguen a la comba o den voces, las cosas normales que hacen los niños», explican las madres.

Una de las afectadas llegó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil. «En una ocasión una de estas personas estaba insultando a mi hijo y cuando llegué yo me dijo que me iba a retorcer el cuello, por suerte en el ese momento llegó la Guardia Civil», explica Yolanda González. A raíz de esta denuncia el vecino que la increpó tuvo que pagar una multa económica: «Entendemos que si un crío está haciendo una gamberrada se le debe llamar la atención, pero por el simple hecho de jugar no se les puede intimidar, todos debemos aprender a ser tolerantes», señalan las madres. Sostiene que la Guardia Civil les ha informado de que hasta las once de la noche los niños pueden jugar libremente en el patio. Aún así, aseguran que con el inicio del curso escolar los niños del barrio apenas pueden pasar una hora e n el patio antes de recogerse en sus casas: «El problema es que estas personas en vez de llamar la atención de una manera correcta cuando así lo estimen oportuno, por el contrario se exaltan y se dirigen a los pequeños con graves insultos», señala Milagros Gómez, madre de dos niñas de dos y tres años, respectivamente.

Las madres del barrio San Francisco no están dispuestas a que sus hijos dejen de jugar en el patio. «Donde van a estar mejor que aquí, cerca de casa, donde los podemos controlar», señalan. Y añaden: «Hay actitudes difíciles de entender, los niños siempre han jugado en la calle, pero hay quien quiere que los llevemos al monte». Estas mujeres recriminan la conducta del citado grupo de vecinos: «Con los niños pequeños se ponen muy bravucones, pero cuando llega uno mayor, de 15 o 16 años, no se atreven a decir nada». Los niños del barrio San Francisco ya saben lo que es jugar al fútbol con parte de la grada en su contra.