Conocí la incipiente estación de esquí en diciembre de 1968, cuando al lado del hermoso Parador Nacional de Pajares sólo existía el minúsculo remonte la Cerra (1953) y a unos 300 metros de distancia en dirección a León el famosa arrastre de la Picarota (1964), pista que sí se las traía por sus fuertes y bastante largas pendientes.

El Club Alpino Peñaubiña (fundado en 1932) planificó en aquellos años sus actividades deportivas mayormente en el acogedor bar Manoplas, justo enfrente del Parador (1952), hasta que en 1971 abrió su propio albergue en el Brañillín, la nueva estación de esquí creada bajo la batuta del inolvidable Jesús Suárez Valgrande, Chus para los amigos.

Bajo el anterior régimen fue Chus, como presidente de la Federación Norte de Esquí, después Sociedad Deportiva Astur-Leonesa, quien se empeñó en crear al estilo europeo -había sido campeón olímpico en Garmisch-Partenkirchen en 1936- una gran estación de esquí, lo que consiguió con durísimo e incesante trabajo, siempre el primero y último en el «tajo».

En aquellos primeros años se instalaron sucesivamente los arrastres de los Abedules, Dulceladueña..., en el gran valle y finalmente en el Brañillín mismo, a los pies del impresionante Cueto Negro creció toda la impresionante estación, como también se montaron las primeras telesillas: Cueto Negro, Valle del Sol..., y varios arrastres.

Diferentes clubes de esquí levantaron durante aquellos años sus sedes en nuevos edificios del Brañillín, un núcleo deportivo con un gran bar-restaurante con habitaciones, al pie de la telesilla del Cueto Negro, e instalaciones auxiliares de toda clase.

En aquellos largos años iniciales con Chus Valgrande (murió en 1997) al mando, acudieron en los inviernos miles de esquiadores, tanto de Asturias como de Castilla-León e incluso de Galicia. Así el deporte del esquí tuvo entonces en Asturias un magnífico auge.

Pero hacia final del siglo pasado, durante varios inviernos hubo poca nieve; entonces el crecimiento se interrumpió y ya subió poco el número de deportistas. ¿No tiene quizá futuro la estación por falta de altitud (escasos 2.000 metros)? Bajaron las inversiones, hasta que Daniel Gutiérrez Granda, nombrado director general de Deportes del Principado, fue capaz de insuflar nuevo ánimo en la estación con las imprescindibles inversiones.

Siguieron años de un renovado auge y las capacidades del Brañillín se acercaron rápidamente a sus límites, requiriendo inversiones en mantenimiento y nuevos y más modernos medios. Pero entonces, en vez de seguir invirtiendo en las existentes instalaciones de Valgrande-Pajares, consolidando y ampliándolas, se les ocurrió a los responsables del Principado, con importantes fondos disponibles tanto de Bruselas como de los fondos mineros, montar una nueva estación de esquí, Fuentes de Invierno, en obvio detrimento de Valgrande-Pajares, aunque ésta también tuvo y tiene perfecto derecho de acceder a los fondos mineros.

Dicen que el Principado lleva invertidos desde 2007 ya más de 30 millones en la nueva (y aun inacabada) estación, limitando, en cambio, las inversiones en Valgrande-Pajares al minimum minimorum. Naturalmente, ahora todo el mundo añora la anterior labor del señor Granda.

Y no sorprende que cunda un fuerte desánimo entre la gente del Brañillín y sus numerosos esquiadores, que sospechan que Deportes, y con ella Recrea, la empresa que lleva Fuentes de Invierno (y encima excelentemente representada en Deportes del Principado), intenten justificar a posteriori la descabellada decisión de montar esta segunda y encima carísima estación, en claro detrimento de Valgrande-Pajares. Encima Deportes había implantado ya para la actual temporada toda una serie de medidas negativas, como el aumento del precio de los abonos, la supresión tanto del tique de medio día como del abono para veteranos y una fuerte reducción de personal.

También ha suprimido prácticamente la famosa «semana blanca» para los colegiales en el Brañillín al declarar al comienzo de la temporada el cierre de la estación todos los martes, con el resultado de que los colegios asturianos pactaran con Recrea los cursillos en Fuentes. De esta manera parece ser que unos 800 niños cambiaron este año de Valgrande-Pajares a la nueva estación, que además todavía está inacabada y tiene que recurrir a generadores para la corriente de sus remontes.

¿Es descabellado temer que existen oscuros intereses para dejar morir paulatinamente Valgrande-Pajares a favor de esta estación provisional? ¡Sería imperdonable!