El museo de la nada está en Morcín

La falta de liquidez para afrontar su gestión deja al edificio que iba a albergar la muestra de los Quesos de La Foz sin posibilidades de ser abierto a corto plazo

El edificio del futuro Museo de los Quesos, envuelto en maleza. J. R. Silveira

Santa Eulalia, A.VELASCO

Ni museo, ni muestra de quesos a pequeña escala, ni centro de actividades para asociaciones locales. El edificio construido en las antiguas tolvas del pozo Monsacro y que se iba a destinar a un ambicioso proyecto museístico en torno a los quesos asturianos está hoy por hoy destinado a quedarse vacío, si no a perpetuidad, sí en el corto y medio plazo. Está, por tanto, en un callejón sin salida.

La falta de liquidez económica por parte del Ayuntamiento de Morcín para hacerse cargo de su mantenimiento ha provocado que, pese a la gran inversión de más de medio millón de euros que se realizó en su momento para construir el edificio, no tenga ninguna posibilidad de ser abierto. El propio alcalde de Morcín, Jesús Álvarez Barbao, reconocía hace dos semanas que se veía obligado a renunciar al desarrollo de un proyecto que nació como una de las grandes esperanzas de reconversión para el concejo. "No puedo cargar al Ayuntamiento con un gasto que no va a ser capaz de asumir", indica el regidor, que calcula en unos 150.000 euros anuales el coste de mantenimiento del museo. Es más, Álvarez Barbao reconoce que no estaría en disposición de abrir el edificio ni siquiera recibiendo el dinero necesario para equiparlo. "Da igual que se dé contenido al equipamiento, ya que el problema es que no va a haber fondos para mantenerlo", insiste el político socialista.

Álvarez Barbao asume que lo que en un principio se impulsó como una gran iniciativa y un proyecto singular y enriquecedor no era tan buena idea. "La culpa es de mucha gente, ya que estuvimos todos de acuerdo en impulsarlo cuando en la época en la que Juan Rionda era el Alcalde se nos planteó", indica el actual regidor, que también se apunta buena parte de la responsabilidad, ya que fue él mismo el que se encargó de licitarlo.

Tampoco van a cuajar a corto plazo ninguna de las soluciones que en un principio se habían planteado para que el equipamiento no se convirtiese en lo que es hoy, un mastodóntico edificio atrapado por la maleza, con cristales rotos y abandonado en su interior.

Entre esas posibles medidas se encontraba la de crear una Fundación público-privada, con la colaboración de empresas lácteas que se hicieran cargo del equipamiento, una opción que no despertó el interés del sector privado. Tras descartase también la posibilidad de un concurso público de gestión del museo, el alcalde puso encima de la mesa la posibilidad de convertir el edificio en un centro de usos múltiples para las asociaciones del municipio. "El problema es que tampoco hay dinero para pagar los gastos que se generen, ni lo tenemos en el Ayuntamiento ni lo tienen las asociaciones", confesaba Álvarez Barbao.

Pocas son por tanto las opciones de que el Museo de los Quesos vea la luz, y se convierta en el referente turístico de una comarca con cada vez menos recursos.

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