BEATRIZ MALAGÓN |

"El uso de los residuos de minas para fabricar cemento ahorra mucho trabajo de cantera"

"El galardón de la Cátedra Hunosa me produce mucha satisfacción, sobre todo viendo la calidad de los estudios presentados"

Beatriz Malagón. Luisma Murias

La Doctora ingeniera de Minas cántabra Beatriz Malagón ha logrado el premio de la Cátedra Hunosa de la Universidad de Oviedo por su tesis sobre el aprovechamiento de los residuos de escombreras mineras y depósitos industriales ubicados tanto en Asturias como en Cantabria para la producción de clínker, principal materia prima de la que se obtiene el cemento. Malagón, que trabaja en una fábrica cementera de Mataporquera (Cantabria) desde el año 2000, combinó su empleo con el desarrollo de la tesis en la Universidad de Oviedo, obteniendo una calificación de "Cum Laude" por su trabajo. El premio de la Cátedra Hunosa, que tiene su sede en el campus de Mieres, será entregado el próximo 10 de diciembre en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo y está dotado con 3.000 euros. El galardón también incluye la publicación de la tesis premiada.

-¿Qué se siente al resultar premiada con el galardón de la Cátedra Hunosa?

La verdad que mucha satisfacción, sobre todo porque no tenía muchas expectativas de ganar el premio viendo la calidad de los trabajos seleccionados durante los años anteriores y la diferencia entre su temática y la mía, que está más relacionada con el uso de los residuos mineros en la fabricación del clínker, la materia prima del cemento.

-¿En qué se fundamenta su tesis?

Principalmente, crear una nueva metodología para poder utilizar los residuos de diferentes industrias, como la minería y la metalurgia, en el sector cementero, y que con ello puedan darse una serie de sinergias, como la utilización racional de los recursos del subsuelo, porque se ahorran muchas toneladas de explotación de las canteras.

-¿Existe algún otro objetivo?

También pretendíamos potenciar soluciones integrales desde el punto de vista del tratamiento de residuos en los sectores de los que proceden, como pueden ser las escombreras mineras, no sólo de carbón, sino también de la minería metálica del zinc. Aquí no hablamos sólo de ahorro económico, sino que también ayudamos a reducir las emisiones en dióxido de carbono (CO2) porque el uso de dichos recursos sustitutivos en el proceso de producción del clínker conlleva la reducción de este tipo de emisiones, siempre y cuando se trate de materiales descarbonatados o combustibles alternativos que tengan cierto poder calorífico y que tengan también una fracción biodegradable en su composición, como puede ser la biomasa de los residuos forestales, las harinas cárnicas o los neumáticos que están fuera de uso.

-La relación entre los sectores del cemento y la minería, ¿es nueva?

Una fábrica de cemento casi se puede asimilar a un establecimiento minero porque la principal materia prima es la caliza y la marga, que se extrae de las canteras, así que siempre han sido sectores bastante unidos, otra cosa es la relación que existe en mi trabajo de tesis, el estudio de una metodología para comprobar el uso de residuos del sector minero en una planta de cemento, una idea que, junto a mi directora de tesis, Belarmina Díaz Aguado, nos pareció interesante desarrollar. La verdad que es un desarrollo natural, si quieres ahorrar recursos naturales y potenciar el ahorro económico y medioambiental en la planta de cemento, esta es una vía totalmente válida.

-¿Se había tratado en profundidad este tema con anterioridad?

Algo había sobre utilización de estériles de carbón, y sobre todo estudios relacionados con el uso de subproductos y lodos de acería para la elaboración de cemento, son residuos que han sido bastante estudiados y a los que también hago alusión en la tesis a través de la bibliografía utilizada.

-El objetivo de la tesis era conseguir con residuos un cemento de una calidad similar al que se produce sin ellos, ¿lo consigue?

Sí, para cada recurso alternativo estudiado existe una proporción máxima de uso y, en algunos casos, con proporciones que sólo llegan al 2 ó 3 por ciento, pero sí se ha comprobado que hay residuos viables para producir clínker, y por supuesto, otros que no lo son. Una de las innovaciones tecnológicas de la tesis es haber establecido una tabla de contenidos límite en la corriente material que entra al horno de clínker en ciertos elementos y compuestos, como son el zinc, el plomo, el cloro, que normalmente no se encuentran presentes en las materias primas tradicionales y que pueden ser perjudiciales tanto para el proceso de producción de clínker como para la calidad del cemento final. Esta tabla de contenidos límites sirve para analizar todo el espectro de residuos que se identifican y estudian a lo largo de la tesis.

-¿Y qué hace con esta tabla de contenidos?

De esta tabla sale la idoneidad o no de utilizar ciertos residuos y la proporción que se puede utilizar de ese recurso alternativo para producir clínker, evitando que la presencia de ciertas cantidades de elementos y compuestos en el flujo produzca desequilibrios y problemas en los diferentes procesos y productos finales.

-Usted trabaja en una cementera, ¿cree que su tesis se podría aplicar en la empresa?

Trabajo en Cementos Portland Valderrivas, en la planta de Mataporquera (Cantabria), y allí llevamos bastantes años utilizando combustibles alternativos. De hecho, en los últimos años hemos adaptado las instalaciones para poder valorizar neumáticos fuera de uso, plásticos procedentes de vehículos y harinas cárnicas. También se utilizan materias primas alternativas. En el caso de los recursos sustitutivos estudiados en la tesis sería necesario un estudio económico más detallado, que contemplaría los costes de gestión, el transporte, etc., para conocer su viabilidad de uso en una planta concreta.

-¿La utilización de residuos tiene también ventajas económicas?

Los residuos que se producen en otros sectores son susceptibles de una gestión y un tratamiento, si económicamente la preparación y el transporte hasta la fábrica de cemento cubre lo que es el precio de depósito en vertedero, ahí hablamos de un ahorro para los dos sectores, siempre que se trate de un precio más competitivo que la materia prima que sustituye. Una de las dosificaciones teóricas estudiadas llegaba a un 17% de sustitución de material y, lo que es más destacable, a un 80% de ahorro energético, lo que supone un ahorro de bastantes euros por tonelada de clínker.

-¿También hay ventajas medioambientales?

Es una solución integral para los residuos del sector minero que son difíciles de tratar, como ocurre con las escombreras. Con el uso que se plantea en mi tesis se evita la ocupación de espacios y el impacto visual, entre otras muchas ventajas contempladas, como es la reducción de emisiones de efecto invernadero.

-¿Cómo fue el trabajo de campo para elaborar la tesis?

Estuve en una docena de escombreras, incluyendo minería del carbón en Asturias y del zinc en Cantabria. En mi tierra estuve en la cuenca del Besaya, mientras que en Asturias estudié las escombreras de La Camocha, Morgao y Modesta. También se estudiaron escombreras que procedían de la industria del acero.

-¿Cree que el contenido de su tesis puede ayudar al sector de la minería?

Claro, desde el punto de vista de que uno de sus objetivos es mejorar la gestión de los recursos del subsuelo, lo que aumenta la vida útil de las explotaciones mineras y genera un ahorro en los impactos medioambientales asociados. Aumenta la vida porque para fabricar una tonelada de clínker se necesitan 1,6 toneladas de materia prima, si se puede ahorrar un 17% de esa materia prima, como es el caso de una de las 32 dosificaciones que se estudian en la tesis como variable para sustituir por recursos alternativos, ese porcentaje se lo ahorra la explotación de la cantera y, por tanto, alarga la vida útil de la misma.

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