"Se hace muy buena investigación, pero no se traslada a la industria, faltan los puentes"

"El cinc cumple un papel importante cuando se manifiestan enfermedades como la diabetes, el cáncer o el alzhéimer"

Héctor González-Iglesias, en el laboratorio de la FIO en Oviedo. María G. A.

El químico Héctor González-iglesias (Pola de Lena, 1979), ligado desde 2010 a la Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO) Fernández-Vega, acaba de ser nombrado delegado nacional de la Red para la Biología del Cinc, un proyecto perteneciente al Programa de Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología que tiene como objetivo la investigación del cinc asociada a las ciencias de la salud. Ese elemento está muy presente en el trabajo que González-Iglesias desarrolla dentro del grupo Genética del Glaucoma de la FIO, donde estudian dos enfermedades oculares, el glaucoma y la degeneración de la mácula asociada a la edad.

-¿Cómo llega un químico a trabajar en una fundación de investigación oftalmológica?

-Surgió cuando estaba acabando la tesis, mis codirectores, Alfredo Sanz Medel y María Luisa Fernández, conocían al profesor de la Universidad de Yale Miguel Coca Prados, que fue reclutado por el Instituto Fernández-Vega de Oviedo con la idea de establecer una unidad de investigación. Vieron que tenían una línea de trabajo que podía tener implicación en enfermedades oculares y decidieron recomendarme para trabajar en la Fundación. En 2010 me incorporé a la unidad, tratando de compatibilizar la finalización de mi tesis con el trabajo.

-¿En qué trabaja dentro de la Fundación?

-Estoy en el grupo Genética del Glaucoma, somos un grupo multidisciplinar, ya que yo soy químico y tanto mi jefe como mis compañeras son biológicas. Nos centramos en dos enfermedades muy graves hoy en día como son el glaucoma y la degeneración de la mácula asociada a la edad. Es una fuerte apuesta del Instituto Fernández-Vega por la investigación. Somos una población cada vez más envejecida y cada vez aparecen más enfermedades asociadas a ello.

-¿Qué es el glaucoma?

-Es una enfermedad que, dentro de muy pocos años, padecerán 600.000 personas en España. Es irreversible y desemboca en una ceguera. El problema, en este caso, es que se van muriendo las células de la retina, pero el paciente no se da cuenta, sólo va viendo cada vez menos y, cuando llega al especialista, descubre que ha perdido un 40% de la visión o más. A parte de que no hay un tratamiento demasiado eficaz, tampoco hay un diagnóstico precoz.

-¿Y qué investigan de esa enfermedad ocular?

-Una parte de nuestra línea de investigación es la búsqueda de biomarcadores del glaucoma que nos permitirían obtener un diagnóstico. Hemos logrado formular un panel de posibles biomarcadores de esta enfermedad y ya podemos hacer una predicción de si una persona tiene o no el glaucoma, aunque la cuestión ahora es si esto nos sirve como diagnóstico precoz. Hay que resaltar que hay muchos genes implicados y también otros tantos factores ambientales, como el humo del tabaco y la alimentación que afectan al glaucoma. También identificamos proteínas para ver si una alteración de estos elementos ayuda a la hora de hacer un tratamiento preventivo o si pueden funcionar como dianas terapéuticas, es decir, si se puede incidir sobre ellas para que una persona no desarrolle la enfermedad.

-También hablaba de la degeneración de la mácula, ¿qué es?

-Esta enfermedad también va a afectar a un buen número de personas en menos de una década en España. Al igual que el glaucoma, es irreversible. En este caso, se mueren las células de la retina en la zona central, que se conoce como mácula, que es donde se enfoca la visión. Los pacientes ven como un manchurrón y pierden nitidez en la visión, por eso hay gente mayor que miran a otras personas un poco de lado, porque de frente no ven bien. Es una enfermedad sin tratamiento porque no es posible la regeneración de esas células que se mueren.

-¿En qué se centra la investigación en este caso?

-Aquí intentamos hallar una diana terapéutica, algo sobre lo que podamos incidir para ver si revertimos esa situación, y es donde entra el cinc y la Red para la Biología del Cinc. Hay un estudio previo de 2001, donde a personas con degeneración de la mácula se les suministró suplementos de vitaminas, antioxidantes y cinc. Parece ser que los suplementos del cinc disminuyen la progresión de una de las formas de degeneración de la mácula.

-¿Y cómo apareció la Red para la Bilogía del Cinc?

-La Unión Europea tiene diferentes sistemas de financiar la investigación, y una de ellas son las acciones COST, pertenecientes al Programa de Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología. Estas acciones consisten en la presentación de una idea para hacer una red, es decir, establecer un grupo en el que participen diferentes países de la UE que tengan algo en común que quieran explotar para poder solicitar más tarde proyectos. Nosotros nos pusimos de acuerdo con otros dos grupos de Reino Unido y Alemania, concretamente el Instituto Oftalmológico de Londres y el Centro de Oftalmología de la Universidad de Tubingen. La presentamos y salió adelante y yo fui designado delegado nacional de esta red.

-¿Cuántos países forman ahora la red?

-Tenemos 17 países de la UE implicados y en España hay dos delegados nacionales cuya labor es coordinar los grupos que están interesados en participar en la red dentro del país.

-¿Qué grupos de trabajo se han establecido?

-De momento ya contamos con un buen número de grupos, siempre relacionados con el cinc, que muchos vinculan con aspectos industriales, pero no es sólo eso, el cinc es uno de los elementos más importantes en el cuerpo humano. De este modo, tenemos un grupo que investiga cómo se mueve el cinc dentro de una célula y sus reacciones, otro se dedica a buscar biomarcadores de cinc, porque ahora mismo no hay un biomarcador bueno que te diga los niveles de cinc en el cuerpo, una cuestión que quizá en España no es grave, pero sí en los países no desarrollados, donde las personas no pueden permitirse una alimentación óptima, tienen defectos de cinc en su cuerpo y acaban con graves enfermedades e, incluso, la muerte.

-¿Con qué enfermedades está vinculado el cinc?

-Con enfermedades tan conocidas como la diabetes, el cáncer, el alzhéimer o la degeneración de la mácula, que es lo que estudiamos nosotros en la fundación. Su implicación no significa que tenga un efecto adverso, sino que parece ser que el cinc cumple un papel importante cuando se manifiestan estas enfermedades. Hay un grupo en la red, la coordinación clínica, en el que también estoy metido, que trata de ver cómo sería la implicación de este elemento en enfermedades concretas para una posible traslación clínica que, al fin y al cabo, es uno de los objetivos que tenemos aquí en la fundación.

-¿Y está implicado con otros grupos?

-Sí, en la coordinación con la industria, porque uno de los problemas que tenemos hoy en día es que se hace mucha investigación, y buena, pero luego no se traslada a la industria, faltan esos puentes.

-¿Cómo han sido los inicios de la red?

-En octubre tuvimos la primera reunión y establecimos el presupuesto para el próximo año, que es de 130.000 euros. La red cubre los gastos de desplazamiento de los delegados, unas 32 personas, y se hacen tres reuniones anuales. El presupuesto también cubre exploraciones científicas de jóvenes investigadores y las publicaciones científicas que se generen.

-¿Qué ocurre con los proyectos de investigación?

-Una de las cosas más importantes de la red es que te permite reunirte con personas que tienen intereses similares a los tuyos y solicitar así proyectos de investigación en colaboración. De hecho, el programa de proyectos europeos Horizon 2020 que saldrá a la luz el año que viene exige que establezcas un proyecto en común con grupos de otros países. Gracias a esta red, eso se podrá conseguir.

-¿Cómo afecta la red a la Fundación de Investigación Oftalmológica?

-Nos permite conocer cómo trabajan otros grupos de investigación y puede tener una repercusión en el Instituto Fernández-Vega. Gracias a la red tenemos esperanzas de poder devolver al instituto todo el soporte que nos ha dado. Además, es muy difícil abordar enfermedades tan complejas como el glaucoma o la degeneración de la mácula por nosotros mismos y trasladarlo después a clínica. Con la red, se hace más sencillo poder aplicar las investigaciones que se desarrollen no sólo en el instituto, sino también en otras clínicas, y que estos avances puedan llegar al paciente que es nuestro objetivo final.

Compartir el artículo

stats