De gala se vistió ayer el Teatro Cine Carmen de Moreda para acoger la entrega de los premios a la Solidaridad y la Tradición, y también la Medalla de Honor que concede la Sociedad Humanitarios de San Martín. Un emblemático acto que sirvió para reconocer públicamente el gran trabajo del jesuita Kike Figaredo, cuya familia recogió el galardón en su nombre, de la Asociación Cultural Llacín de Porrúa (Llanes), y del Instituto de Enseñanza Secundaria "Valle de Aller".

Galardonados que en palabras de la presidenta de los Humanitarios, Esperanza del Fueyo "hacen pequeño este premio". Para ella, los reconocimentos que cada año y desde hace siete entrega el colectivo "son una pequeña parte, de lo que representa nuestra Sociedad Humanitarios de San Martín, Solidaridad y Tradición, dos palabras que llevamos impresas en nuestra forma de vida y que son las que dan vida a cuanto hacemos y por cuanto trabajamos".

El premio Colmena de Oro a la Solidaridad fue para Kike Figaredo. Del misionero, que no pudo asistir a la gala pero sí su familia, incluida su madre, Ana María, de 90 años, y que recogió el premio, Esperanza del Fueyo dijo que era "una persona de este carisma y grandeza humana, que emana y trasmite una serenidad, una felicidad plena". Aseguró que tanto Kike Figaredo como su equipo han realizado "un impresionante trabajo de desarrollo en tan variados niveles, que francamente a uno lo único que le entran son ganas de irse hasta allí y echar una mano". La sala se oscureció para que la luz de Figaredo brillase en la pantalla con un vídeo que se exhibió mostrando el trabajo del misionero el Camboya.

A continuación fue el turno de la entrega de la Espiga de Escanda de Oro a la Tradición. El presidente la Asociación Llacín, de la localidad llanisca de Porrúa, Germán Romano, fue quien recibió el premio, y tras agradecer al jurado "la confianza depositada" en su colectivo, glosó los últimos años de trabajo en los que el objetivo, dijo, "no es otro que el de dinamizar la actividad cultural de Llanes y de Asturias, y en el que nuestra mayor recompensa es ver la felicidad de la gente, y como día tras día crecemos como asociación". No en vano, Llacín cuenta ya con 650 socios, además de "numerosos amigos y colaboradores" que hacen más fácil el trabajo del colectivo.

Palabras entrañables y de gran cariño fueron las que Del Fueyo dirigió también a los receptores de la Medalla de Honor de los Humanitarios. "Sentimos un inmenso orgullo de la formación que dais y reciben nuestros hijos y vecinos. De ese "Insti" salieron y salen grandes vocaciones y profesionales, hoy en día dispersos por el mundo", dijo la presidenta de la Sociedad, antes de entregarle el premio a Margarita Ganduyo, directora del IES Valle de Aller.

Tras la actuación de los alumnos del Conservatorio de Moreda, esta fiesta de los Humanitarios de San Martín finalizó con un vino español en el Hogar de Mayores de Moreda, donde solidaridad y tradición volvieron a compartir experiencias.