La identidad del hombre que apareció sin vida el pasado martes en las inmediaciones de la clausurada mina de La Soterraña, en Lena, sigue siendo una incógnita. El cuerpo será analizado en el Instituto Anatómico Forense de Madrid dado su avanzado deterioro. No obstante, la Guardia Civil sigue con las pesquisas y considera que el hombre, un joven de raza negra, podría ser un inmigrante de origen subsahariano que llevaba unos meses viviendo en una cabaña del entorno.

El hallazgo del cuerpo, que estaba colgado en un árbol a unos doscientos metros de la vieja explotación minera, conmocionó a los vecinos del valle de Muñón. Un ganadero de la zona, Manuel Valcenero, encontró el cadáver cuando estaba buscando a unas vacas en el monte. Según el testigo, el cuerpo "no presentaba signos de violencia ni estaba maniatado". Los indicios apuntan a que el hombre falleció por ahorcamiento y la Guardia Civil aún no ha recibido ninguna orden judicial para que investigue una posible muerte violenta.

Los esfuerzos, por tanto, se han centrado en identificar el cuerpo. Agentes de la Guardia Civil pidieron ayer por la mañana la colaboración de la Policía Local y los vecinos para intentar esclarecer el suceso. Según señalaron fuentes de la Guardia Civil "los vecinos consideran que podría tratarse de un hombre subsahariano que vivía por la zona pero no se podrá confirmar hasta conocer los resultados del análisis del Anatómico Forense de Madrid".

El cuerpo estaba muy deteriorado en el momento en el que se produjo el hallazgo. Los agentes ya habían asegurado el pasado martes, tras un primer análisis del cadáver, que el hombre podría llevar muerto más de tres días. La única pista con la que contaba inicialmente la Guardia Civil era una mochila con enseres personales que apareció cerca del árbol. Pero no tenía documentos.