Noche caótica en el hospital Álvarez-Buylla de Mieres. La rotura de dos tuberías, ocasionada por un aumento en la presión del agua, provocó en la noche del miércoles inundaciones en el área de farmacología (planta menos uno) y en la sala de partos (primera planta). También se produjeron filtraciones al área de rehabilitación. No hubo que trasladar pacientes, ya que los departamentos estaban en ese momento sin actividad, pero los sindicatos exigen "una investigación seria" sobre lo ocurrido. El Sindicato Médico del Principado de Asturias (SIMPA) y Comisiones Obreras (CC OO) achacan la inundación a "deficiencias de obra". La sección sindical de UGT se desmarca y, aún pidiendo que se tomen medidas para que no se repita lo ocurrido, exige al resto de los representantes de los trabajadores que "no generen una alarma innecesaria". Todos reconocen que no es la primera inundación que se produce en el nuevo hospital.

La del miércoles parecía una jornada tranquila. Los pacientes ingresados ya descansaban en la cama cuando, a las nueve de la noche, estalló la primera tubería en la planta menos uno. El personal del hospital intentó controlar la inundación pero, según explicaron ayer trabajadores del centro, "no éramos capaces de achicarlo todo". Llamaron entonces al Centro de Coordinación de Emergencias, que desplazó hasta el lugar a tres efectivos de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) con base en el parque de Mieres. Cuando llegaron, habían cortado el suministro de agua y la inundación estaba controlada.

Regresaron al parque, pero la tranquilidad duró poco. Una hora más tarde (10.45 horas) recibieron una segunda llamada. Esta vez, la inundación era más grande: "Al volver a tener suministro, se anegó la planta menos uno. Reventó otra tubería en la planta primera y el agua llenó la sala de partos y se filtró por el techo a la zona de rehabilitación", explicaron trabajadores del turno de noche. En algunos puntos, se acumularon hasta veintitrés centímetros de agua.

Los bomberos cerraron la llave de paso y procedieron a achicar el agua con bombas mecanizadas. La intervención, según el SEPA, se dio por finalizada una hora más tarde. Ya a la luz del día, la Consejería de Sanidad revisó el robot de farmacia, encargado de suministrar la medicación a los pacientes. Estaba en buen estado.

Las consecuencias podrían haber sido más graves, pero los sindicatos no admiten disculpas. El secretario general del SIMPA, Antonio Matador, destacó que "los materiales con los que se ha construido este hospital, igual que el HUCA, no son de buena calidad. Nosotros pensamos que no es normal que un hospital nuevo esté siempre en obras". Desde CC OO comparten esta visión y afirman que se han tenido que hacer varias reformas, como el cambio de suelos en los ascensores.