Como cada 8 de septiembre, la localidad allerana de Soto sacará de su ermita a la Virgen de Miravalles. En una fiesta que reúne a cientos de romeros en el "prau" entorno a la pequeña capilla, la música, la tradición y la asturianía se darán cita desde primera hora de la mañana para concluir unas celebraciones que arrancaron ya el pasado viernes.

La jornada comenzará hoy temprano, a las nueve de la mañana, con un pasacalles que correrá a cargo de la banda de gaitas "El Gumial", de reciente creación en Aller. Con margen para que los romeros vayan llegando hasta Soto, la procesión dará comienzo a las diez y media de la mañana, cuando la Virgen de Miravalles abandonará la cripta y se trasladará al santuario, acompañada por los fieles y por la música de las gaitas. Un santuario que finalmente estará preparado para recibir a su regente, ya que las obras para su reparación culminaron en tiempo y forma. Media hora más después de iniciarse la procesión, arrancará la primera de las misas, y también la sesión vermú para aquellos menos religiosos.

A las doce y media, un nuevo oficio religioso precederá a la procesión de la imagen de Miravalles. Los rezos se repetirán a la una y media de la tarde y a las seis, media hora antes de que la última de las procesiones devuelva a la Virgen a su cripta desde el Santuario de Miravalles.

La localidad allerana de Soto dejará entonces hueco a la fiesta más pagana, que seguirá en el "prau", desde las siete de la tarde, con una verbena que se encargarán de amenizar el dúo "Aromas" y la orquesta "Tekila", que pondrán la música hasta que el cuerpo aguante. Y precisamente esos romeros, los más valientes, verán recompensado su aguante con una gran chocolatada gratuita que la comisión ofrecerá a modo de fin de fiesta.

La fiesta de Miravalles es una de las celebraciones más emblemáticas del concejo de Aller, y generalmente, si el tiempo acompaña como parece que ocurrirá, son cientos las personas que se desplazan al pueblo. Los romeros que se acerquen podrán comprobar de primera mano el resultado de las obras de reparación de la techumbre de la ermita, que sufrió graves daños en invierno a consecuencia de los últimos temporales. Finalmente, y aunque a contrarreloj, los trabajos terminaron a tiempo para la fiesta.