La fosa de Parasimón, en Lena, incluida en la querella contra los crímenes franquistas

La juez argentina que instruye el caso admite como prueba el fusilamiento de ocho personas en Pajares

La querella argentina contra los crímenes del Franquismo, que instruye la juez María Servini, incluye como prueba la fosa de Parasimón (Pajares, Lena). El enterramiento ha llamado la atención de los expertos por tres razones: la exacta definición de la línea de fusilamiento, el uso excesivo de munición y la presencia de civiles entre las víctimas. Los arqueólogos responsables de los trabajos también han enviado una copia de los informes a la Organización de Naciones Unidas.

La investigación en Parasimón comenzó el año pasado. A través de una serie de catas arqueológicas, los expertos Antxoka Martínez y Ketxu Torres limitaron con suma precisión la línea de fusilamiento en el lugar. Habían llegado hasta allí por encargo de los familiares de Luis Cienfuegos, una de las víctimas "paseada" en 1937 en Pajares. Un testigo, Celesto García, había relatado lo ocurrido en la zona e identificado a Luis Cienfuegos porque era su vecino en Parana.

El lenense aseguraba que había visto cómo un grupo de hombres fusilaban a Luis Cienfuegos junto a otros ocho detenidos. También cómo les destrozaban la cara para que quedaran irreconocibles. Según el testimonio, los dejaron allí tirados sin enterrarlos. Fueron los vecinos de Pajares los que tuvieron quienes les dieron sepultura. Pasaron muchos años hasta que los arqueólogos pudieron confirmar su historia.

"El testimonio fue clave para encontrar el lugar", destacó Antxoca. La fosa de Parasimón está en una zona un poco alejada de la carretera de Pajares, justo en el lugar conocido como El Ruchu. Los expertos recuperaron en el lugar donde se produjo el fusilamiento un total de treinta y nueve vainas y cinco cartuchos de un arma "Mauser alemán". También dos vainas de pistola y cuatro fragmentos de proyectil de tipo aerodinámico. "Es demasiado para fusilar a nueve personas", señalaron los expertos. Ese "derroche" de munición sólo puede deberse, según recogen en su informe, a dos causas: o los tiradores no tenían ningún tipo de experiencia previa o actuaban bajo un gran estrés y pérdida de control. La aparición de las vainas de pistola también prueba que las víctimas recibieron "tiros de gloria".

Luis Cienfuegos no estaba armado ni preparado para la batalla. Era un hombre normal, afirma su familia, que fue perseguido por su militancia en Izquierda Republicana y UGT. Había sido detenido unos días antes y lo estaban trasladando a la cárcel de León, según los testimonios. Pero nunca llegó al destino.

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