A pie o en autobús. La Policía Local prohibió ayer el acceso en coche al valle de Cuna y Cenera a primera hora de la mañana. Así, los algo más de dos kilómetros que separan este rincón del concejo del casco urbano de Mieres acogieron un continuo flujo de caminantes, aunque también fueron muchos los que optaron por utilizar el transporte público. Más de medio centenar de efectivos, entre Cruz Roja, Protección Civil, Policía Local y Guardia Civil, fueron movilizados para velar por la seguridad de la celebración. Este año, por primera vez, la fiesta contó con un hospital de campaña para reforzar la asistencia sanitaria durante toda la jornada dominical.

Transinsa, la empresa concesionaria del transporte sanitario en Asturias, instaló en las proximidades de El Molín su unidad de apoyo logístico y sanitario. Se trata de un camión dotado con una sala de cuidados intensivos. "Estamos acostumbrados a dar servicio en fiestas como las Piraguas, por lo que esta celebración casi es tranquila para nosotros", explicaron los responsables del servicio. En general, la asistencia se centró en atender algún exceso con el alcohol.

Los Mártires cuentan con una dilatada historia. La fiesta fue declarada en 1969 de Interés Turístico Nacional. Ahora bien, el culto a San Cosme y San Damián empezó en el Oriente cristiano y más tarde llegó a distintos países de la Europa católica, entre ellos España. En Insierto tienen el santuario, donde son venerados, porque, según la tradición, la llegada a Valdecuna de las reliquias se relaciona con el traslado del Arca Santa de Toledo a Oviedo, huyendo de la invasión musulmana.

Viene de la página anterior