Trillas: "Es inédita una regulación en un centro de investigación, nunca me vi en esta tesitura"

El investigador emérito afirma que se alarga la actividad "de forma artificial porque no hay garantías" y "se corta la creatividad que teníamos"

Enric Trillas. FERNANDO GEIJO

Enric Trillas, investigador emérito del centro europeo de Soft Computing, fue uno de los impulsores de las instalaciones de Mieres junto a Lotfi A. Zadeh, considerado como el padre de la lógica difusa, un proyecto que ahora amenaza con deshacerse al aprobarse el expediente de regulación para la plantilla. Trillas desconoce si será uno de los investigadores afectados, pero asegura que, en caso de serlo, "no voy a dejar de investigar y aunque esté un poco más limitado, mi cabeza seguirá funcionando hasta que se apague".

El investigador asegura que "es inédito que se realice un ERE en un centro de investigación, nunca me he visto en esta tesitura, porque sí me han cesado de cargos de gobierno, pero nunca me he enfrentado a una regulación de empleo". Trillas era catedrático en la Politécnica de Madrid y, cuando surgió la posibilidad de montar el centro en Mieres, se jubiló de la cátedra y partió junto a su familia a Asturias. "No vi ningún peligro, de hecho no puedo decir que me hayan engañado, en tal caso me engañé yo". En su opinión, la regulación "pretende que este centro pase a trabajar con contratos con empresas, algo que ya se hacía, pero se corta la creatividad investigadora que hasta ahora teníamos". El investigador asegura que "va a ser como la típica unidad de desarrollo de una empresa, que no está mal, pero es que no era la idea del centro, que se concibió como un centro de investigación teórica y aplicada de carácter internacional".

Para Trillas, la regulación "supone alargar la vida del centro de forma artificial porque no hay garantías, ya veremos si llega el dinero para pagar las nóminas a final de año, porque lo que se necesita es que entre dinero fresco, no de contratos que tienen un carácter finalista". Asimismo, el investigador quiso quitar hierro sobre su futuro inmediato, destacando que "no es el mayor problema, porque yo, que voy para los 76 años, no hubiese estado más de tres o cuatro años en el centro por razones naturales, pero qué pasa con los investigadores jóvenes, entre los que me consta hay un desánimo absoluto y muchos se están dando cuenta de que están perdiendo el tiempo". Una situación que también viven, como apuntó Trillas, el resto del personal del centro, ya que además de investigadores, también cuentan con técnicos informáticos y administrativos que están afectados por lo que ocurre en las instalaciones de Mieres.

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