Las vías del tren, el río y hasta víboras. Los usuarios de los parques para perros de Mieres se enfrentan a múltiples peligros que amenazan diariamente la integridad de sus animales. Tienen razones para estar preocupados. Los usuarios explican que recientemente un maquinista de Feve tuvo que detener el tren debido a la presencia de can en las vías. Llegó a bajarse incluso para asegurarse de que animal no había sufrido daños: "Al no estar cerrado los perros se escapan y el tendido ferroviario pasa muy cerca", apuntaron ayer los portavoces del colectivo.

No siempre los perros han salido ilesos de sus "visitas" a la zona de esparcimiento de Sueros. A finales de 2012 un can de raza "whippet" tuvo que ser sacrificado tras sufrir un trágico accidente en el entorno de la citada parcela. Su dueño denunció la falta de seguridad de este espacio, "no sólo para las mascotas", sino también para los niños pequeños que puedan deambular por allí. El perro, tal y como explicó su propietario, se había precipitado al río desde una altura de seis metros por un tramo en la que no había valla de seguridad. La zona de recreo se encuentra separada del río únicamente por el paseo fluvial, de unos tres metros de ancho.

Más recientemente, el Ayuntamiento de Mieres decidió no atender la petición de Leandro de la Peña, el dueño de "Thorn", un perro de raza bóxer al que mordió una víbora a mediados de junio en el espacio reservado para perros en Ujo. De la Peña exigía al Consistorio el pago de la mitad de los gastos derivados de la atención veterinaria pero, al no obtener una respuesta positiva, irá a los tribunales. En el caso de Ujo, los problemas son casi idénticos que los de Sueros. Y es que en su momento el Ayuntamiento decidió poner en marcha estas zonas de recreo sin dotarlas de infraestructuras. Simplemente se instalaron unos carteles informativos. Los recintos no fueron cerrados ni acotados, lo que en su momento ya generó críticas por parte de los numerosos usuarios del paseo fluvial del río Caudal.