Los vecinos de Morcín y Riosa no quieren que el AVE pase por su territorio. Y lo han dejado claro con la plataforma creada para luchar contra el paso de la infraestructura ferroviaria por ambos municipios, y también por Ribera de Arriba. Las escuelas de La Foz de Morcín acogieron ayer un acto ciudadano organizado por el colectivo vecinal, en el que dos representantes de asociaciones de Lena, que ya han "sufrido" los efectos de las obras de la Alta Velocidad, relataron su experiencia y animaron al resto a luchar para evitar tanto los daños medioambientales como los patrimoniales a los que se verán abocados con el AVE.

Una de las ponentes fue Laura Ibarra, secretaria de la asociación "El Mesqueiru", y que además ofreció una visión muy precisa de los trabajos, porque además de vecina de la zona, fue trabajadora en la obra de la Alta Velocidad en Lena. Ibarra, que acompañó su charla con cerca de un centenar de fotografías, comenzó asegurando que el valle del Huerna "se ha ido deteriorando a nivel ambiental, paisajístico y de riqueza territorial, y ha sido afectado de la misma manera a nivel económico y de población durante los años de transcurso de la obra". Criticó la ponente los desequilibrios que una infraestructura de este tipo genera entre la zona urbana y rural, "siempre en favor de la primera".

En el plano de menoscabo patrimonial, la responsable de El Mesqueiru explicó que hubo personas, apuntó, que ganaron mucho dinero, pero una vez iniciada la obra, aquello se esfumó. Después de las primeras expropiaciones, los precios bajaron. "Incluso por debajo del valor real de los terrenos", aseguró Rubio, que explicó que esto provocó un perjuicio para los vecinos. La responsable del colectivo lenense conminó a los vecinos de Morcín, Riosa y Ribera a seguir luchando para evitar que el trazado entre Pola de Lena y Oviedo destroce sus tierras.

También estuvo en La Foz María Dolores Martínez, presidenta de la asociación de vecinos de Campomanes. "La obra de la Variante hizo numerosos destrozos en nuestra localidad, y ahora nadie hace nada ni los asumen", aseguró la responsable vecinal. "Aquí estuvieron pasando cientos de camiones diarios, de gran tonelaje, que dejaron en mal estado calles y carreteras, y que no han sido reparadas", asegura Loli Martínez, que además agrega que no solo los efectos se ven tras la obra, sino que durante los trabajos, la situación era ya de por sí difícil: "No había más que barro, polvo, vertidos en el agua... un desastre".

La responsable vecinal no cree tampoco que sea rentable "el gasto de tantos millones de euros para el resultado final. Quizá había que actuar en el ferrocarril, pero lo que desde luego no había que hacer es la infraestructura que se hizo".

Loli Martínez también lanzó, desde la experiencia, un consejo para los vecinos de Riosa, Morcín y Ribera: "Cuando comenzaron las reuniones había un alcalde de un partido, luego se cambió, y vino otro, y cada uno cuenta la película a su manera, por lo que deberían de pelear para que en todas esas reuniones hubiera una representación de los ciudadanos".