La historia de Asturias cabe en la Carisa

El enclave muestra grabados prehistóricos, campamentos romanos, de astures y visigodos, y defensas de la Guerra Civil

La historia de Asturias cabe en la Carisa

La Vía Carisa y todos los secretos que guarda bajo la tierra serán declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en unas semanas. La Consejería de Cultura, Educación y Deportes está ultimando el expediente que permitirá ofrecer la protección a la zona. Las razones para poner en valor el enclave crecen con cada investigación y ya basta con un breve paseo por la Vía Carisa para reescribir la historia de Asturias. Hasta el momento, se han documentado restos prehistóricos, la huella de la romanización de Asturias, la resistencia astur-visigoda contra la invasión árabe y un puesto de vigilancia del bando sublevado en la Guerra Civil.

La Vía Carisa. Es la pieza clave de la protección como BIC. Una calzada romana que se conserva intacta en algunos puntos y que unía Lancia (actual León) con Noega (el puerto de Gijón). Debe su nombre a Publio Carisio, el mando romano que ordenó su construcción. El trayecto más complicado, por el desnivel de los montes, es el que une Aller y Lena. Los legionarios y guerreros que ya habían sido sometidos dejaron sus trajes de batalla y vistieron simples casacas para ejecutar la obra. El ingenio topográfico con el que salvaron las pendientes (a través de un camino en zigzag) es aún hoy un ejemplo. Los arqueólogos estiman que los trabajos duraron unos dos años y tuvieron lugar en torno al 24 antes de Cristo. La calzada fue el principal eje de la estrategia bélica de las legiones y resultó clave para la romanización de Asturias.

Campamento romano Picu L.lagüezos. Empezando el viaje por la Vía Carisa desde el municipio de Villamanín, la primera parada obligatoria es el Picu L.lagüezos. El monte, en el que limitan el municipio leonés y Lena, guarda el primer recinto romano que se construyó en el territorio que actualmente ocupa Asturias. Es un campamento con capacidad para 2.500 legionarios y está rodeado por una compleja fortificación que podría incluir una torre de vigilancia. Fue descubierto por Esperanza Martín y Jorge Camino en el año 2010, desde una avioneta. Las investigaciones en el enclave (la última financiada por la Consejería de Cultura, en 2012) confirmaron que L.lagüezos dio cobijo a una agrupación militar de envergadura.

Puesto de vigilancia en la Guerra Civil. El enfrentamiento bélico en España también dejó rastro en el Picu L.lagüezos. Durante las labores de investigación, los arqueólogos que dirigía Esperanza Martín hallaron restos de munición. El estudio reveló que el lugar fue un puesto de vigilancia para el bando sublevado. Desde allí, los combatientes podían vigilar la entrada en la región desde la Meseta y prevenir la huída de los maqui.

Campamento romano monte Curriel.los. La siguiente huella romana está a menos de cinco kilómetros de distancia, siguiendo la Vía Carisa en dirección a Aller. El campamento de Curriel.los es "la joya" arqueológica de la Carisa. Descubierto por Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada, en 2006, este recinto es único en Europa. Está situado a más de 1.500 metros de altitud y tiene una fortificación muy compleja. Los muros que lo rodean se ampliaron hasta en cinco ocasiones. Una prueba de que los romanos estaban sometidos a una amenaza hostil y, dicen algunos expertos, de que Curriel.los fue el escenario de la rebelión de los astures -documentada en el año 22 antes de Cristo-. No hay duda de que los romanos vencieron. Y lo hicieron, además, pronto. En la segunda fase de ocupación, los legionarios encendían fuego en la cima del recinto: no tenían que esconderse porque ya no había enemigos.

Grabados prehistóricos en Serralba: Un breve paseo, no más de cien metros por la Vía Carisa, desde Curriel.los da acceso a los grabados prehistóricos de Serralba. Los petroglifos, documentados por los arqueólogos Valentín Álvarez y Alejandro García Álvarez-Busto (Universidad de Oviedo) y el geólogo Juan Ramos López, datan de la Prehistoria reciente (años 3.000-1.000 antes de Cristo) y son la prueba de la primera población que ocupó los montes que separan Aller y Lena. Los grabados se encuentran sobre un gran bloque de roca arenisca, con unas medidas de quince metros de longitud por dos metros de alto. Los expertos aseguran que la franja más representativa, analizando el hallazgo de Este a Oeste, es la que se sitúa entre los siete y los nueve metros: hay dos líneas oblicuas, una muy corta y otra más larga. La línea superior presenta nueve incisiones y la inferior diez.

Homón de Faro: Los arqueólogos Jorge Camino, Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra estaban trabajando en Curriel.los cuando un nuevo hallazgo los sorprendió. Desde el recinto romano, los expertos visualizaron una fortificación en Homón de Faro (justo enfrente). En un primer momento consideraron que se trataba de un poblado astur, pero las pruebas de Carbono-14 no dejaron lugar para la interpretación. Se trata de una construcción mucho más reciente, levantada en el siglo VIII. Los expertos consideran que se construyeron ante "una emergencia militar de alta magnitud". Muy probablemente formaron parte de la estrategia militar para evitar el avance de la campaña militar que encabezó el general Muza, entre los años 713 y 714. Los muros ardieron sin batalla, indicio de que el pueblo astur-visigodo terminó por rendirse ante los invasores.

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