Manual para enfrentarse a un oso

Los cazadores cuentan con protocolos elaborados por expertos para evaluar - el riesgo y saber cómo actuar si se encuentran con un plantígrado en el monte

Una osa adulta con sus esbardos, en los montes de Proaza. SUSO GARCÍA / RAFAEL ALBA

Los osos y las escopetas pueden ser compatibles. La Fundación Oso Pardo (FOP) lleva años trabajando para mejorar la convivencia entre los plantígrados y los cazadores en los montes de las Cuencas. La entidad cuenta con convenios de formación y consulta para los cotos de los municipios considerados "oseros", entre los que se encuentran Caso, Aller, Lena y Quirós. Hace algo más de un lustro se sumó Morcín. La atención a los cazadores incluye el reparto y actualización periódica de un manual sobre cómo actuar si un oso sale al puesto. Este documento incluye una serie de pasos a seguir por los cazadores si se encuentran cara a cara con un plantígrado. Si es un macho no es necesario suspender la cacería, tal y como ocurrió en Morcín por el presunto avistamiento de un oso en el Llosorio.

La montería, que se interrumpió por el presunto avistamiento de un oso, tuvo lugar hace tres semanas. Un cazador avistó un animal a lo lejos, "grande y muy oscuro", y la cuadrilla decidió cambiar el lugar para la jornada de caza. El Principado de Asturias no ha encontrado ninguna evidencia sobre la presencia de osos en el lugar, aunque la Fundación Oso Pardo lleva años registrando avistamientos en el entorno. El hecho de que los plantígrados tengan presencia en territorios que no se consideran "oseros", según la entidad, demuestra "la recuperación de la especie y la presencia de osos jóvenes, ejemplares más 'exploradores' que quieren ver sitios nuevos".

El presidente de la FOP, Guillermo Palomero, matizó ayer que este aumento en la población de osos pardos no tiene por qué influir en las caza. "El ejercicio cinegético está regulado por ley y está dentro de la política de conservación de la naturaleza y los recursos naturales", destacó el experto. Buen ejemplo de la ayuda de la caza a la conservación del oso es el control poblacional del jabalí.

La presencia excesiva de jabalíes en el monte puede obstaculizar la convivencia con otras especies, como el oso pardo. El manual para los cazadores que reparte la FOP apunta que "se trata de un animal cuyo régimen alimentario coincide en gran medida en determinadas épocas del año con el del oso, especialmente durante la montanera de bellotas, hayucos y castañas". "La presencia de piaras de jabalí, que llegan a consumir gran parte de la producción local otoñal e invernal de estos frutos secos, puede reducir la disponibilidad de alimento para el oso en una época crucial, al tiempo que inducir el desplazamiento de ejemplares jóvenes", añade el documento.

La existencia de lazos ilegales también preocupa a la entidad. Según Guillermo Palomero, "la presencia de estos lazos dispuestos por el hombre para darle caza atrapan a veces a los plantígrados, ocasionando la muerte o mutilación". Para evitar esta competencia, según el experto, "es conveniente controlar las poblaciones del jabalí mediante la caza, pero hay que ser cuidadosos al planificar las batidas, con objeto de interferir lo menos posible en los momentos críticas de la vida de los osos".

Los osos que están en la montaña no son esos animales cálidos y cariñosos que aparecen en las películas animadas. La FOP recuerda que, "en determinadas circunstancias, puede ser un animal peligroso". Ocurre cuando los plantígrados se ven sorprendidos o se sienten amenazados, aunque es raro que agreda a las personas. En los últimos veinte años sólo se han documentado dos casos de ataque de oso a humanos, en las dos ocasiones en la montaña palentina. Hay cinco situaciones que hacen más probable el ataque: si el oso está herido, si se trata de una osa acompañada de oseznos, si el animal es perturbado en su cueva de hibernación, si está siendo acosado por los perros y éstos acaban buscando refugio al lado del cazador y si el plantígrado es sorprendido cuando está comiendo una carroña.

La Fundación Oso Pardo ofrece a los cazadores una serie de recomendaciones para evitar un encuentro frontal con los plantígrados. En el caso de que el animal salga al puesto, la entidad recomienda a los cazadores que permitan al oso identificarlos manifestando su presencia y dejándose ver y oír a distancia suficiente. Los movimientos no pueden ser bruscos y hay que evitar los aspavientos. Además, en el caso de que encontrar a una osa con crías, no interponerse nunca en su camino. Dejar las vías de escape libres para que el plantígrado salga y alejarse de su itinerario.

"Parece difícil pero los cazadores que están dentro de nuestro programa están preparados para saber manejar este tipo de encuentros", afirmó Palomero. Proteger a los cazadores es una prioridad para la entidad, pero la Fundación Oso Pardo no se olvida de la conservación de la población osera. Uno de los riesgos que existen durante las jornadas de caza es la confusión entre los osos y los jabalíes. Una duda que, aunque parezca difícil de creer, surge en el monte. Es por eso que los expertos han añadido al diccionario de los cazadores el término "jabaloso".

Guillermo Palomero afirmó que "en la tensión de la batida, la silueta correspondiente a un animal corpulento y de tonalidad oscura atravesando el matorral sin dejarse ver por completo puede desencadenar en el cazador un instinto casi reflejo de disparar sobre la pieza, incluso aunque no esté totalmente seguro de lo que es". "No hay error más grave que pueda cometer un cazador que disparar sobre algo que no ha podido ver e identificar con seguridad, así se producen la mayor parte de los accidentes de caza, en los que pueden morir tanto personas como oso", añade. Ante la presencia de un "jabaloso", la recomendación de la FOP es rotunda: "Si no hay la seguridad de qué animal se está divisando, el cazador no debe disparar", explica el manual.

Y es la única recomendación estricta que recoge el documento, repartido entre los cazadores de la comarca del Caudal y también de otras zonas oseras en Asturias, Cantabria y Castilla y León. La Fundación asegura que la relación entre los cazadores y conservacionistas "no tiene por qué ser hostil". De hecho, aseguran que la presencia de un macho en el monte no hace necesaria la cancelación de la jornada de caza. Sí sería obligatorio si se trata de una osa con crías: "Hay un mayor peligro, tanto para las personas como para la especie", destacó Palomero. La firma de convenios con los cotos y la formación sobre las costumbres del oso favorecen la conservación de la especie y el mantenimiento de la actividad cinegética.

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